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El Año del Polo

Dureza extrema. Y a la vez fragilidad. Ártico y Antártida se han convertido en territorios muy vulnerables por el cambio climático y el derretimiento del hielo. Para advertir del riesgo, en 2007 se celebra el Año Polar Internacional. Como preámbulo, llega el estreno de un documental espectacular, 'Planeta blanco'

Oso polar tras un baño helado en busca de un bocado.
Oso polar tras un baño helado en busca de un bocado.NEW ATLANTIS

Se siente el frío al ver el documental Planeta blanco. Pocas imágenes de la naturaleza plasmadas en una pantalla alcanzan nuestros sentidos con tanta intensidad como las que reflejan las duras condiciones que surgen cuando se alían hielo y nieves perpetuas. Por la misma razón, también se siente admiración por la vida que bulle en esos ambientes extremos, desde el musgo que se mantiene vivo bajo la capa de nieve hasta la ballena boreal que busca angustiada una salida entre los bloques helados del océano Ártico.

El hombre es un completo intruso en este vasto desierto blanco, y sólo los inuits se atreven a asentarse en sus márgenes. Han sido estos habitantes tradicionales de la tundra del norte de Canadá, Alaska y Groenlandia los que han ayudado al equipo de rodaje de Planeta blanco, durante más de dos años, a aclimatarse a un medio tan hostil y a sacar adelante la filmación. Thierry Piantanida, uno de los directores, no duda en afirmar: "Sin ellos no se podría haber realizado la película. Son las únicas personas que conocen a fondo el Ártico".

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Los inuits también conocen mejor que nadie el impacto del cambio climático en una de las zonas más frágiles en este sentido del planeta. El derretimiento prematuro y continuo de los glaciares, una de las imágenes-icono de Planeta blanco, refleja bien una preocupación global. La cantidad de hielo que pierden estas grandes masas heladas en Groenlandia, y que se precipita al Atlántico norte, se ha duplicado en los últimos cinco años. Eric Rignot y Pannir Kanagaratman, del Jet Propulsión Laboratory y de la Universidad de Kansas (Estados Unidos), respectivamente, dieron a conocer estos datos a principios de año en la revista Science. "El Ártico canadiense y siberiano, así como la región de la península Antártica, han experimentado un aumento de temperatura en los últimos 50 años cinco veces superior a lo que ha subido como media en todo el planeta en ese mismo periodo". Esta afirmación es de Jerónimo López Martínez, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, investigador antártico y miembro del comité conjunto que han creado la Unión Científica Internacional y la Organización Mundial de Meteorología para organizar el Año Polar Internacional (IPY, en sus siglas en inglés).

Planeta blanco sirve bien, desde el punto de vista divulgativo, como pistoletazo de salida del IPY, que se celebrará a partir de marzo de 2007 con el fin de adaptarse a la temporada completa de trabajos y estudios en el Ártico y en la Antártida. Es la cuarta edición de un evento que se celebró anteriormente entre 1882 y 1883, 1932 y 1933, y 1957 y 1958, por lo que se cumplen 125 años desde la primera cita. Más de 200 trabajos científicos que agrupan a centenares de investigadores de todo el mundo (están representados 60 países, incluida España) especializados en variadas disciplinas servirán para avanzar en el estudio, comprensión y solución de los fenómenos que ocurren en los polos, y que en muchos casos afectan al resto del planeta. Según David Carlson, director del programa del IPY, "es quizá la más extensa y compleja coordinación jamás llevada a cabo entre trabajos de científicos internacionales que proveerá de nueva y valiosa información". Pero lo importante es que, como refleja Planeta blanco, se conozca este trabajo y la sociedad lo valore. "La educación y la divulgación desempeñan un papel importante en el IPY", añade Jerónimo López Martínez". Es la primera vez que se les da un papel esencial".

David Carlson, director del IPY, conoce la película de Thierry Ragobert y Thierry Piantanida, y la valora: "Para que todo el esfuerzo investigador llegue al gran público, se conozca y se tome conciencia del futuro que le espera al Ártico y a la Antártida necesitamos de la labor de directores de películas, compositores, dibujantes, fotógrafos y escritores". Planeta blanco se proyectó en septiembre en la gala de presentación del Festival Internacional de Cine de Toronto y en octubre en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). En esta última cita coincidió con Una verdad incómoda, documental en el que Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, alerta sobre las consecuencias del cambio climático y la necesidad de actuar sobre el origen de tan desastroso fenómeno.

Una de las escenas más impactantes de la película tiene como protagonistas a las belugas, pequeñas ballenas de color blanco que se mueven en grupo, y que en esta ocasión ofrecen una especie de baile ceremonial en el que algunos individuos parecen espectros fantasmales suspendidos en la oscuridad del océano Ártico. Cambio climático y celebración del IPY también tienen que ver con ellas. De las cuatro ediciones de este último acontecimiento, ésta será la primera en la que participe la comunidad científica española. En concreto, el L'Oceanogràfic de Valencia servirá de lugar de reunión de dos talleres relacionados con este cetáceo blanco entre el 7 y el 11 de marzo de 2007. Manuel Castellote, coordinador de la sección de investigación, afirma: "Algo ha influido que seamos el único acuario de Europa con belugas", aunque destaca principalmente el buen trabajo conjunto realizado con el Comité Polar Español, dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia.

La filmación de belugas y de otros cetáceos, como las ballenas boreal y jorobada y los narvales, ha requerido una preparación especial por parte de los técnicos y realizadores de Planeta blanco. "Hemos utilizado equipos especiales para bucear bajo el hielo que, entre otras cosas, impedían que se formaran burbujas y fuera más fácil acercarse a las ballenas", recuerda Piantanida. También rememora las difíciles y peligrosas condiciones atmosféricas asociadas al uso del material y los medios de transporte que han usado, compuestos por dos helicópteros, trineos, un globo aerostático y varias barcas, que emplearon a menudo aun siendo conscientes de lo difícil que resulta navegar en el Ártico. "No hay puertos donde amarrarlas. Cada día te ibas a dormir sin saber si a la mañana siguiente las encontraríamos donde las dejamos o si el desplazamiento del hielo, las tormentas o las corrientes las habrían alejado. Había días que teníamos que andar varios kilómetros hasta encontrarlas".

Tanto Piantanida como Ragobert acumulan una amplia experiencia en el mundo de la filmación de la naturaleza. Ambos trabajaron con Jacques Cousteau, y en diversas ocasiones ya se habían acercado al Ártico con sus cámaras. En concreto, Piantanida colaboró en el guión de una serie de documentales sobre las consecuencias del cambio climático en esta zona polar. Es en este punto donde Planeta blanco añade en el ánimo del espectador una sensación más, y se pasa del frío al escalofrío al pensar que este mundo se puede perder por culpa de un fenómeno atmosférico inducido por el hombre. Piantanida describe este proceso con la experiencia adquirida en otros rodajes: "Trabajar cada día en el Ártico es una mezcla de riesgo y de placer. El obstáculo principal lo pone el hielo porque resulta impredecible, se mueve bajo tus pies y no sabes dónde pisar por miedo a que se rompa y caigas al agua. Ahora resulta difícil convivir con este riesgo incluso en invierno, y todo es debido al cambio climático. Incluso los inuits, que viajan continuamente para cazar o para visitar a su familia, se sienten inseguros".

Para muchos miembros de esta expedición cinematográfica, el paisaje en sí mismo e imágenes como la migración de decenas de miles de caribúes ha supuesto un impacto visual imborrable. "Después de ver esto me puedo morir", exageraba uno de los cámaras tras ver los primeros resultados de las filmaciones. Pero lo cierto es que la larga marcha anual (supera los 1.000 kilómetros) de más de 20.000 caribúes es ya una exageración natural. A finales de invierno parten de los bosques de la taiga en busca del deshielo de la tundra para alimentarse esencialmente de líquenes. Antes de que les sorprendan los rigores invernales regresan al interior de las masas boscosas situadas más al sur. Las cámaras de Planeta blanco persiguen este peregrinar, y junto a los avatares de una osa polar con sus crías lo convierte en el hilo conductor de la narración. "Toda su vida es movimiento; si no se mueven, mueren", concluye Piantanida. Es el reflejo de una vida tan dura como bella.

Año Polar Internacional: www.ipy.org. 'Planeta blanco', producido por New Atlantis, entre otros, se ha estrenado en España este fin de semana. Más datos: www.laplaneteblanche.com.

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