El gran inquisidor

Javier Bardem toma los hábitos de la mano del veterano director de Amadeus y Alguien voló sobre el nido del cuco, Milos Forman. Pero ya se sabe que el hábito no hace al monje, y el feroz inquisidor a quien da vida en Los fantasmas de Goya -estrenada el miércoles en Madrid y hoy en toda España-, el hermano Lorenzo, no dudará en cambiar esa estricta indumentaria por la chaqueta revolucionaria.

"Me atrajo el guión porque se aleja del clásico biopic sobre Goya. La película trata de reflejar su historia a través de otras personas. Mi personaje tiene una ambigüedad muy atractiva y compleja, la del ojo de Milos Forman", aclara Bardem por teléfono desde Colombia, donde ultima el rodaje de El amor en tiempos de cólera, la adaptación de la novela de Gabriel García Márquez dirigida por Mike Newell.

Aunque Goya era el papel que el actor tenía en mente en un principio, guión en mano estuvo de acuerdo en interpretar al hermano Lorenzo, protagonista del filme, un personaje "mucho más excitante". Y es que los fanáticos derrochan encanto. ¿Más atractivos que los simples testigos? "Bueno, hay diferentes tipos de fanáticos. Están los que llenan los estadios de fútbol en cada partido y se sienten fanáticos de los colores de la camiseta de su equipo y los que bombardean en nombre de Dios", reflexiona. "Mi personaje es consecuencia de un régimen totalitario. De un sistema que trata de encarcelar al pueblo. La Revolución Francesa sirvió como excusa y utopía, para mantener el dominio. Al final se trata de encadenar a base de ideas y dogmatismo o en nombre de la fe. La consecuencia de todo esto es mucho poder y la gente se casa con lo que sea. Esto no pasa de moda, es algo que se puede ver hoy en los gobiernos de muchos países, incluso en España. Es eso de o te crees lo que te digo o estás contra mí".

Aunque no ha visto el montaje final -"vi un corte muy al principio"-, Bardem parece entender el retrato de la "España negra" y las decisiones del director: "Hay que pasar por encima de muchas cosas para darle altura a una película cuando uno apunta tan alto. Forman mantiene una visión compleja y ambiciosa en el sentido creativo. No quiere sentar cátedra, sino contar la historia de un genio a través de un ser humano muy ambiguo".

Natalie Portman, Stellan Skarsgard y José Luis Gómez, entre otros, acompañan al actor en su regreso tras la oscarizada Mar adentro. El primer papel que interpreta íntegramente en inglés. "Se trata de quitarte el corsé de hablar y expresarte en un idioma que no es el tuyo. Esto te da y te quita; te da la posibilidad de jugar más y te quita memoria porque hay cosas que has vivido en español y no en ese idioma". A juzgar por sus últimos trabajos, en Hollywood España empieza por b, primero Banderas y ahora Bardem. Su inglés parece estar en alza tras haber rodado No country for old men con los hermanos Coen -"Son como dos chicos de la escuela, muy divertidos"- y con Erin Dignam, The last face.

Milos Forman, sin embargo, fue el primero que le ganó para esta causa de lanzarse a una lengua extraña y de él guarda excelentes recuerdos. "Es como vino añejo que vas degustando poco a poco; muy cálido y con mucho poso, te embriaga con su humor y su falta de gravedad. Pero lo verdaderamente grande es cuando te sientas a comer un cochinillo en Segovia con él".