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El futuro de Cataluña

Montilla promete que no se dejará someter a "tutelas de partido" ni "injerencias externas "

El nuevo tripartito catalán no excluirá, de entrada, llegar a acuerdos con el Partido Popular

Miquel Noguer

Escoltado por los presidentes de Esquerra Republicana y de Iniciativa per Catalunya y por los 70 diputados que sustentarán su Gobierno, el socialista José Montilla se comprometió ayer a encabezar un Ejecutivo catalán "sólido, serio, de larga duración" y que, aseguró, "no estará sometido a tutelas de partido ni a injerencias externas". Montilla, Josep Lluís Carod Rovira y Joan Saura hicieron a mediodía su primera comparecencia conjunta desde las elecciones mientras sus equipos negociadores acababan de perfilar los trazos del nuevo Ejecutivo, que, de entrada, no excluirá los pactos con el Partido Popular.

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Si el primer Gobierno tripartito tuvo como sala de partos el majestuoso salón del Tinell, ayer Montilla, Carod y Saura quisieron que la austeridad presidiera el alumbramiento del segundo gabinete de las izquierdas catalanas. Menos grandilocuencia y más empeño en la labor del día a día. Para transmitir esta idea escogieron la sobria sala de actos del Parlamento como escenario de presentación de su acuerdo de Gobierno. Allí, Montilla se dirigió por primera vez a los catalanes desde la noche electoral para decirles que piensa formar un Ejecutivo en el que su objetivo prioritario no serán los debates identitarios, sino la "construcción de una sociedad de bienestar".

El que espera convertirse en presidente de la Generalitat a finales de este mes lanzó innumerables guiños a quienes se han manifestado hartos de la sobregesticulación de la política catalana y les prometió un Ejecutivo "sólido, serio, de mirada amplia y larga duración".

Pero también marcó posiciones ante las críticas que ya le han llovido al nuevo tripartito desde la oposición y desde sectores del PSOE. A CiU, cuyos dirigentes mantienen que un Gobierno formado por tres partidos que no han ganado las elecciones "merma la calidad democrática", le exigió "respeto a las instituciones y al sistema político". A los dirigentes del PSOE que en su día apostaron por un Ejecutivo liderado por CiU les advirtió de que el nuevo Gobierno catalán "no estará sometido a tutelas de partido ni a injerencias externas".

Tras dejar claro que la coalición de las izquierdas es un proyecto de largo alcance cuyos retos "no se agotarán en una legislatura", Montilla también advirtió a los suyos y a sus socios de que todos deben aprender de "los errores del pasado". Uno de los cambios que se visualizarán en el programa de Gobierno es que, a diferencia del Pacto del Tinell, no habrá ninguna cláusula que excluya la posibilidad de llegar a acuerdos con el PP.

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El líder de los socialistas catalanes remarcaba que no caerá en errores del pasado 24 horas después de haberse reunido con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en una discreta reunión en La Moncloa para explicarle su decisión de reeditar el tripartito y dejar en la oposición a un socio importante para el PSOE en el Congreso como es CiU.

La reunión de Montilla y Zapatero, como las negociaciones en Cataluña, se mantuvo en la más estricta discreción. Todo para marcar diferencias con el pasado. Y lo cierto es que ayer, en la primera puesta en escena, nadie se salió del guión que los negociadores del PSC, ERC e ICV-EUiA han estado trazando al milímetro en los últimos cuatro días. Carod precedió a Montilla en el uso de la palabra para lanzar dos grandes mensajes: que Esquerra no vuelve al Ejecutivo con ganas de "venganza" por su aún reciente expulsión del Ejecutivo de Pasqual Maragall, y que el nuevo Gobierno no irá "ni contra nadie, ni contra ni ninguna lengua o cultura: ninguna nos molesta".

El tercer socio del tripartito, Joan Saura, también apostó por pasar página en la política catalana y aseguró que, esta vez "se ha puesto el Gobierno por encima de los objetivos partidistas y personales, por el bien del país".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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