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Regantes de Sevilla ceden otros 7,5 hectómetros a agricultores almerienses

Los arroceros rechazan dar más derechos de agua por compras de tierra

Alejandro Bolaños

El intercambio de derechos de agua entre agricultores de distintas cuencas cuando la sequía aprieta es una operación muy compleja y ayer se constató una vez más. El presidente de la federación de arroceros de Sevilla, Julián Borja, informó de que las comunidades de regantes sevillanas afectadas acaban de dar su visto bueno a la cesión de derechos sobre otros 7,5 hectómetros cúbicos a agricultores de la cuenca del Almanzora (Almería), que tomarán el agua de la presa del Negratín (Granada), en el extremo oriental de la cuenca del Guadalquivir. En septiembre, el Ministerio de Medio Ambiente autorizó una primera cesión de 3,4 hectómetros cúbicos, facilitada porque la sociedad almeriense Aguas de Almanzora había comprado una finca de 1.600 hectáreas en el arrozal sevillano.

La primera cesión autorizada corresponde al derecho individual de agua para esta campaña que tenía la finca adquirida por los agricultores almerienses. El conflicto surgió cuando los regantes del Almanzora quisieron completar la cesion con otros derechos de agua que tienen como nuevos propietarios de la finca sevillana. Esos derechos estaban incluidos en lotes de agua asignados a distintas comunidades de regantes a las que pertenece la finca comprada. Y la mayor parte de los arroceros veían con muy malos ojos dar su apoyo, aún mediante compensación económica, a una operación por la que un grupo de agricultores almerienses dejaban en secano un arrozal para trasladar el derecho al agua a cultivos de invernadero más rentables.

Contra nuevas operaciones

"Al final las comunidades de regantes han decidido dar su acuerdo, pero sólo una vez que la campaña del arroz ha finalizado, y siempre como una cesión temporal que no puede servir de precedente", indicó el presidente de la federación sevillana. Los arroceros han dejando de sembrar este año casi 10.000 hectáreas por la falta de agua. Y en las 27.000 hectáreas plantadas han tenido pérdidas por la alta salinidad del agua del Guadalquivir que usan. En esta situación de sequía, los agricultores sevillanos creen que la compra de tierras para dejarlas sin plantar y ceder los derechos de agua a otros cultivos es una amenaza más al futuro del sector, muy vulnerable ante futuras reformas del sistema de precios en la UE.

Cuando se le inquirió por la posibilidad de que en el futuro haya nuevas compras para lograr derechos de agua, el presidente de los arroceros sevillanos replicó con contundencia: "Espero que si eso pasa, la Administración saque las uñas, y si no es así, tomaremos medidas más contundentes". El director general de Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Palop, intervino para tranquilizar a los arroceros: "El Ministerio sólo autoriza trasvases entre cuencas en situaciones muy excepcionales de sequía y en el Guadalquivir no sobra el agua".

Palop viajó ayer a Sevilla para firmar junto a la federación sevillana de arroceros y el presidente de la Confederación Hidrográfica de Guadalquivir, Francisco Tapia, un documento por el que el Ministerio y la Confederación se comprometen a estudiar la ejecución de nuevas infraestructuras para modernizar el sector.

Tapia explicó que los estudios serán financiados por la Confederación y que estarán finalizados antes de 2008, aunque no precisó la naturaleza de las obras. El objetivo, según precisó el presidente de la Confederación, es garantizar al arrozal un suministro de agua de mayor calidad. Ahora, el arrozal (uno de los cultivos que requieren más aporte hídrico) toman el agua del tramo final del Guadalquivir, con un importante grado de salinidad. La Confederación calcula que cada año se desembalsan más de 100 hectómetros cúbicos para rebajar la salinidad de ese agua. Las obras tendrían que garantizar el suministro desde tramos más altos del Guadalquivir.

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