Aznar bueno, Zapatero malo
No voy a entrar en las consideraciones de política y estrategia internacionales vertidas por don Emilio Lamo de Espinosa (EL PAÍS 22-10-06), todas ellas muy discutibles.
Con el autor, lamento que "la UE y, tras ella, la OTAN se recomponen de sus numerosas heridas", pero no comparto su pesimismo: la UE está dando muestras palpables de presencia internacional eficiente, véanse las Repúblicas del Congo y el Líbano. Eso sí, dentro de los dictados de Naciones Unidas.
Lo que me deja patidifuso es la siguiente frase: "Pues si Aznar pudo inclinar la balanza del lado americano, Zapatero ha jugado nada menos que al líder occidental del antiamericanismo (...)". Tomada la acepción del "pudo" como sinónimo de "quizá", evidentemente, Aznar fue muy comedido: se cargó la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea con su famosa Carta de los 8, se autoencumbró con el agresor de Irak y su satélite a efectos de salir en la foto, nunca rectificó las mentiras sobre armas de destrucción masiva, a lo que sí accedieron sus congéneres, y esto después de la dudosa victoria en el Consejo Europeo sobre la viabilidad del sistema decisorio comunitario que nos ha dejado bloqueados desde Niza. Pero para el señor Lamo de Espinosa esto son pecados veniales, de los que durante su cargo al frente del Real Instituto Elcano supongo intentó exorcizar al presidente.
Frente a ello, el pecado mortal de Zapatero, consistente en cumplir con su promesa electoral de retirada de tropas de Irak -decisión seguida por varios otros Gobiernos europeos-, parece que no tiene redención. ¡Qué le vamos a hacer.
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