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Reportaje:

Halloween hasta en la sopa

Entre la diversión y el negocio, la ciudad vive intensamente con actividades 'terroríficas' la noche de los muertos

Francesco Manetto

Gloria Rodrigo tiene 26 años y ayer era su día. Como los otros miembros de la asociación La Cripta, llevaba seis meses esperando y preparando la celebración de Halloween y de la víspera del Día de los Todos los Santos en la sala Ya'sta de Madrid. Emoción y expectación que por la tarde compartían las decenas de personas que paseaban con atuendo negro por el centro de la capital. A pesar del nombre tan siniestro de su asociación, Gloria habla con voz suave: "El año pasado acudieron a la fiesta unas 400 personas llegadas de toda España. Hoy [por ayer] esperamos repetir y compartir nuestras pasiones hasta el amanecer".

El espíritu de Halloween ayer trascendía, sin embargo, su cariz más terrorífico y vivía su mejor momento por toda la ciudad, no sólo entre los llamados "siniestros". En los escaparates, en la calle, en los bares o en los centros comerciales. Para los más pequeños, las familias y todos los que buscasen una excusa más para pasar una noche de marcha. La fiesta de las calabazas vuelve de rebote a Europa, desde donde al parecer salió, a finales del siglo XIX, para desembarcar en Estados Unidos de manos de los emigrantes irlandeses.

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Pero, ¿cuándo empezó a celebrarse en España? A veces hay fechas que recuerdan mejor los que las vivieron de cerca antes que sociólogos o expertos. José Luis Salazar es un ejemplo. El presidente de la Asociación de Bares de Copas de Madrid apunta: "Todo empezó hace aproximadamente unos 15 años. Desde entonces, el volumen de negocios en estas fechas ha ido creciendo progresivamente de año en año y ahora se ha convertido en una cita obligada. La fiesta de Halloweeen se nota en la caja, y mucho", explica Salazar. "La gran mayoría de los locales organizan algún tipo de celebración temática. ¿Las ganancias? En general, con respecto a un día normal de entre semana se triplica el volumen de negocios. Respecto a un viernes o sábado normal, en cambio, aumenta una tercera parte". Ayer por la noche, lo corroboraban los vagones del metro, salpicados de sombreros de bruja, uno de los disfraces más populares entre las chicas. En el centro, el Oso y el Madroño y la plaza de Callao se convirtieron en puntos de encuentro de zombies y diablillos. Como José, Eduardo, Bárbara y Antonio. Estos chicos, de entre 18 y 21 años tienen un plan: bailar al ritmo de electrodark en el Club 666 hasta las dos de la madrugada, para luego ir al Dark Holl de la Gran Vía. Más en serio parecen habérselo tomado Alba, Luis y Raquel. Sus disfraces de motorista fantasma y carnicero de Milwaukee logran dar miedo de verdad en medio de la calle Valverde. Pero ellos se ríen con los clientes de un bar, se preparan y toman una cerveza mientras hacen tiempo para entrar en la fiesta organizada por la asociación La Cripta.

Los que todavía no tienen edad para salir por la noche también tuvieron sus opciones. Incluso los más pequeños. Miles de alumnos de primaria, por ejemplo, participaron ayer en su primera fiesta de las calabazas en decenas de colegios públicos y privados. Como el Colegio Internacional Bristol de Madrid, que tenía marcada la fecha en el calendario. Allí, los profesores animaron a los alumnos a acudir a clase disfrazados, por ejemplo, de fantasmas y brujas. Por la ocasión, además, convirtieron uno de los pasillos del colegio en una especie de pasaje del terror.

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Y es que, en Estados Unidos, son los niños los verdaderos protagonistas de la celebración de la víspera del Día de Todos los Santos, o All Hallow's Eve, probable etimología de la palabra Halloween. "Una explicación de este fenómeno reside en el proceso global de americanización de la sociedad española y europea. Sin embargo, la versión estadounidense de Halloween consiste en una fiesta básicamente infantil, una especie de carnaval en el que los niños tocan a las puertas del vecindario para preguntar: ¿Trick or Treat?, algo así como '¿Me das algo o te gasto una broma?", explica José María Arribas Macho, docente de Sociología del Consumo en la UNED. "Aquí en España, en cambio, de alguna manera se ha empezado a interpretarla como una fiesta de consumo masivo. Es una dinámica común en nuestras sociedades. Podría haber sido introducida por El Corte Inglés", prosigue Arribas Macho.

Los responsables de los mismísimos departamentos de juguetes de El Corte Inglés, de hecho, ayer casi no daban abasto. La sede de establecimiento en la calle Preciados lleva algunos días recibiendo centenares de niños y vendiendo "bastante más artículos de los normal. Empezamos a ofrecer juguetes y complementos relacionados con Halloween hace tres años y desde entonces funcionan muy bien", recuerda un encargado. Y es que ayer los comercios disfraces, complementos siniestros y juguetes situados en el centro de Madrid hicieron su agosto. Próxima cita: las campañas de Navidad.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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