Euskadi se 'espala'
Parece que la investigación, la tecnología y la innovación han pasado al primer plano de la agenda política vasca y, aparentemente, lo han hecho de una forma decidida. Estoy convencido de que la inversión en conocimiento es la apuesta más segura que una sociedad como la vasca puede hacer hoy día, si quiere postularse a la vanguardia del desarrollo intelectual y material de Europa, y cualquier iniciativa en este sentido es bienvenida. Además, esto de la I+D es de las pocas cuestiones que puede suscitar un consenso generalizado en un país todavía hoy tan enfrentado social y políticamente como el nuestro.
Hace ya varios años que se lleva estudiando la oportunidad de que Euskadi acoja una infraestructura de Gran Ciencia como mecanismo de apalancamiento del desarrollo científico y tecnológico de nuestro país. En particular, la idea de situar en Euskadi una Fuente de Neutrones por Espalación ha ido tomando cuerpo a lo largo de estos últimos años. Tras este desconcertante nombre se esconde una infraestructura científica que proyecta neutrones sobre una materia, lo que proporciona precisa información sobre su estructura atómica. Es una técnica que puede ser empleada por investigadores de diversas disciplinas científicas, como la biología molecular, la física de materiales o la medicina. Las aplicaciones científicas derivadas de la experimentación con neutrones son, según los expertos, muy numerosas, como también lo son las aplicaciones industriales en sectores como el farmacéutico, la automoción, la aeronáutica o la electrónica.
La coyuntura política favorable ha permitido ahora llegar a acuerdos importantes entre las administraciones vasca y española a la hora de asignar partidas presupuestarias para su construcción. El proyecto que se planteó inicialmente tenía ya un recorrido trascendente, ya que podía posibilitar el desarrollo de las capacidades científico-tecnológicas del país e impulsar un polo de conocimiento europeo de primer nivel. Pero, casi en paralelo, ha surgido una posibilidad aún más interesante para Euskadi y que ha dotado al proyecto de una ambición inesperada. La oportunidad se encuentra ahora en albergar el macroproyecto de Fuente Europea de Neutrones por Espalación (ESS), una iniciativa impulsada desde diversos ámbitos científicos de Europa y vista con muy buenos ojos desde el aparato político de Bruselas.
Esta iniciativa, por su dimensión, absorbería el proyecto inicialmente concebido, que poseía un alcance más regional. La iniciativa europea ESS es, de hecho, una apuesta de alcance global, de dimensiones e impacto extraordinarias para el conjunto de Euskadi, cuyo posicionamiento internacional vendría referenciado a partir de ese momento al conocimiento y la investigación de vanguardia. Si se gestiona bien el proyecto, seríamos protagonistas de una nueva transformación social y económica, y en diez o quince años (periodo estimado para su construcción) conseguiríamos dar un giro copernicano a la situación de nuestro rico, pero aún emergente, sistema vasco de ciencia y tecnología, lo que, entre otros factores positivos, incidirá directamente en la diversificación y competitividad de nuestro tejido empresarial.
Euskadi ha presentado un proyecto bien construido (www.EssBilbao.com) que asegura que la instalación vasca nace, verdaderamente, con la vocación de constituirse en el motor de un gran entramado científico-tecnológico y empresarial de referencia internacional. Dada su magnitud, resulta claro que, como mínimo, es un proyecto de impacto generalizado en toda Euskadi. El Ministerio de Educación y Ciencia lo considera un proyecto de impacto a nivel de toda la comunidad científica del Estado. Europa dice que es un proyecto mundial.
Sobre el papel todo suena extraordinariamente bien. Hay que animar a los responsables políticos del Gobierno vasco y de la Administración española a que desplieguen sus mejores oficios para convencer a las autoridades comunitarias y al resto de posibles socios con nuestra candidatura. También les invitamos a que, desde este primer momento, lideren la participación de la sociedad en la construcción de este proyecto y difundan en amplios foros todas las implicaciones positivas de la iniciativa. También, lógicamente, el esfuerzo financiero necesario y los costes de oportunidad para Euskadi.
Es este un buen momento para anticiparse a las dudas lógicas que un proyecto de tal envergadura va a suscitar en una sociedad activa y vigilante como es la vasca. No debe olvidarse que el propio enunciado de la iniciativa (Fuente de Neutrones por Espalación) incorpora una cuestión especialmente sensible en la opinión pública vasca que debe explicarse muy bien para evitar que el desconocimiento de su alcance real suscite un rechazo injustificado. También habrá que evitar que sea percibido en el resto de la ciudad vasca como un proyecto pensado para Bilbao y no como un proyecto pensado para Euskadi.
Carlos Cuerda es economista y socio de Naider.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.