_
_
_
_

Brasil marca distancias con Bolivia y Venezuela

Lula reacciona ante las críticas de pasividad diplomática lanzadas por su rival Alckmin

Jorge Marirrodriga

En apenas 24 horas, la diplomacia brasileña ha adoptado dos decisiones que indican una modificación significativa de la política exterior respecto a Suramérica. Brasilia ha advertido a Bolivia, al más alto nivel, que la agresiva política de Evo Morales contra empresas brasileñas tendrá consecuencias y, al mismo tiempo, ha retirado de hecho el apoyo a la candidatura venezolana a un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Brasilia se ha visto arrastrada por Hugo Chávez, a veces contra sus propios intereses

El Ministerio de Exteriores de Brasil ha desmentido que se trate de medidas adoptadas con un ojo puesto en las urnas que el próximo domingo decidirán quién es el nuevo presidente del país, pero lo cierto es que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha sido acusado repetidamente por su rival, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, de pasividad en las relaciones internacionales, especialmente con sus dos vecinos más conflictivos: Bolivia, con quien Brasil mantiene un duro contencioso en un tema tan sensible como es la política energética, y Venezuela, que por boca de su presidente, Hugo Chávez, suele eclipsar los esfuerzos brasileños en los foros donde ambos países están presentes como, el Mercosur, la Cumbre de las Américas o la candidatura al Consejo de Seguridad de la ONU. Alckim habla directamente de fracaso diplomático, un mensaje que cala hondo en un electorado con un profundo sentido de nación.

El sábado, es decir, pasado mañana, finaliza el plazo dado por el Gobierno de Morales para que se negocie la presencia en Bolivia de la petrolera estatal brasileña Petrobras. La Paz ha anunciado que, si no hay acuerdo, aplicará al pie de la letra el decreto de nacionalización de hidrocarburos firmado por Morales a bombo y platillo el pasado 1 de mayo. Si lo hace, eso significará la expulsión automática de Petrobras de Bolivia.

El 50% del gas que se consume a diario en Brasil proviene de Bolivia y los negociadores brasileños -que debían mantener anoche otra reunión con los bolivianos- han subrayado que es técnicamente imposible culminar unas conversaciones iniciadas además con retraso por parte del Gobierno boliviano. La respuesta política ha sido fulminante y muy alejada de los términos "compresión" y "solidaridad" empleados hasta ahora por el Gobierno brasileño. "Brasil no acepta una decisión unilateral", ha informado a La Paz el ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, quien, para que no queden dudas, ha anunciado que Brasil "tomará medidas".

Petrobras representa la mayor inversión extranjera en Bolivia. Brasil ha dado dos salidas a su vecino: alcanzar un acuerdo parcial, en espera del definitivo, o ampliar el plazo de las negociaciones. "No podemos ser esclavos de los plazos", subrayó el ministro de Exteriores. Ayer en Brasil, se consideraba que el problema estriba en que Morales es víctima de su propia retórica agresiva, y que la firmeza brasileña le coloca ahora en un laberinto de difícil salida.

En paralelo a la crisis boliviana, en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Exteriores, se buscaba una salida al atolladero generado en la ONU por la carrera entre Guatemala y Venezuela por un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad, aspiración para la que el presidente venezolano, Hugo Chávez, enarbolaba el apoyo brasileño.

En la tarde del martes (ya en la noche española), Brasilia hizo saber que había que buscar un candidato de consenso. "Está claro que nosotros tenemos un compromiso con Venezuela, es necesario recordar eso... pero sería interesante trabajar por un consenso", declaraba Amorim. Con tacto y diplomacia, Brasil acababa de retirar su apoyo al proyecto de Chávez de sentar a un embajador entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad.

El ministro de Exteriores fue más lejos y advirtió que el bloqueo en la elección -que lleva ya 35 votaciones sin que ninguno de los candidatos consiga los dos tercios necesarios- está provocando un desgaste en América Latina, "y eso no es bueno". "Seguimos teniendo unas excelentes relaciones con Venezuela", aseguraba ayer una fuente cercana al presidente brasileño, para quien el movimiento diplomático responde a la lógica para terminar con una situación sin salida. Ayer mismo, Venezuela cedía su candidatura a Bolivia.

En cualquier caso, ni en la oposición, ni en los cuadros profesionales de la diplomacia brasileña es visto con buenos ojos cómo Brasil se ve arrastrado por iniciativas del mandatario venezolano, que a veces van contra los propios intereses brasileños. Uno de los casos más claros fue lo sucedido en la pasada Cumbre de las Américas, celebrada en noviembre de 2005 en la localidad argentina de Mar del Plata, donde el venezolano insultó en un acto público al presidente estadounidense, George W. Bush, quien horas más tarde visitaba oficialmente Brasil. En la misma línea se encuadran los insultos proferidos por Chávez contra Bush ante la Asamblea General de la ONU para, a continuación, presentar la candidatura de Venezuela con el aval de Brasil.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_