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Reportaje:Francia: gigante del arte

La guerra de los magnates

Los empresarios Bernard Arnault y François Pinault dirimen sus diferencias en el mercado del arte

Los dos son franceses, los dos son multimillonarios y los dos se han especializado en el sector del lujo, un sector en alza y que ofrece márgenes de beneficio de hasta el 20%. Pero son dos tipos muy distintos. François Pinault es "el hombre que se hizo a sí mismo". ¿Su genialidad? Importar la madera de Escandinavia directamente, ahorrándose los intermediarios. Eso, y aprovechar las quiebras de otros, en definitiva, saber comprar barato y vender caro. Es amigo personal de Jacques Chirac. Bernard Arnault hereda una empresa inmobiliaria y dinero en el textil. Enseguida crea una financiera y se queda con Dior. Es un hombre distinguido, que parece llevar monóculo aun sin llevarlo, que toca el piano como un virtuoso y al que no se le conocen afinidades políticas explícitas.

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Esos dos hombres mantuvieron una guerra abierta, bombardeándose a base de abogados y explosiones mediáticas entre 1999 y 2001. Arnault creía haber comprado la mayoría de Gucci cuando descubrió que Pinault, a través de una estratagema de dudosa legalidad, se le había anticipado. Durante dos años se hicieron la vida imposible. Al final, Pinault se ha quedado con Gucci pero Arnault sostiene que ha conseguido hacérsela pagar por "3.000 millones más de lo que vale. Y más aún ahora, que está convirtiendo la marca en una Zara de nuevos ricos". Al mismo tiempo, si Pinault mejoraba su colección de arte sirviéndose de su casa de subastas -Christie's-, Arnault contraatacaba a través de la suya, la pequeña Phillips, que acabó revendiendo tras los atentados del 11 de septiembre, cuando el mundo del lujo se resquebrajó de golpe. Arnault se servía de Phillips como de un arma, pues pagaba precios de salida garantizados muy altos, sólo para arrebatarle clientes a Christie's. El terrorismo acabó, por un momento, con los clientes de todos.

Ésa es una de las características del universo del lujo: su fragilidad. Hay que ser muy reactivo, no dudar en comprar y vender, no enamorarse de nada ni de nadie excepto cuando ese amor se aplica a un intangible, a una marca. ¿Qué es Dior? ¿Qué es Yves Saint Laurent? Son nombres ilustres a cuyo amparo se venden sueños. "Y mi fundación será un sueño construido, más una nube que un edificio", dice Arnault refiriéndose al proyecto que Gehry ha hecho para él en el que instalará colección y vanidades en el parisiense Bois de Boulogne. "Vamos a invertir 100 millones de euros en una obra que proyectará las raíces del arte en el mundo de hoy, que pondrá en relación a Dubuffet con Basquiat, a Bacon con Hirst, las ropas de Dior con ciertas telas de Picasso".

Pinault comenzó coleccionando un nabi, un "salvaje", una obra de Paul Sérusier, "bretón como yo", luego quiso un Mondrian y luego ha seguido comprando. Y vendiendo. Un pintor catalán exiliado, Antoni Clavé, figura entre los primeros de su colección, hoy con más de 2.500 obras. "Mucho de lo que ahora se expone en Venecia formaba parte de mi entorno cotidiano, lo tenía en casa o en mi despacho", nos decía Pinault. La "intimidad con la obra es muy importante" pero todo tiene su fin. "Si vendí Rebus, de Rauschenberg, no fue porque me hubiera cansado de ella sino porque quería comprar otras obras". Y porque el MOMA de Nueva York le pagó 25 millones de euros, muchos más de los que él había abonado en su día. Tanto Pinault como su rival están muy bien asesorados, por antiguos directores de museos, incluso por antiguos ministros de cultura, gente con conocimiento y agenda.

Arnault, que es hombre más conservador, empezó con Manet y durante 20 años no quiso salirse del impresionismo. Es agua pasada. En 2001 compró un Ellsworth Kelly, una composición geométrica, por 1,43 millones de dólares. Y en 2004 se hizo con El paseo de Trotsky, un caballo disecado, que va instalado junto al techo, obra de Mauricio Cattelan. Le costó 2,1 millones de dólares, dicen que el doble de lo previsto pero, según cuentan malas lenguas, Pinault también quería el mismo caballo y eso hizo verdad el teorema de Lorenz Rudolf, antiguo director de la feria de arte de Basilea: "Si una persona quiere tres manzanas, la manzana es menos cara que si tres personas quieren la misma manzana".

El grupo LVMH cerró el ejercicio 2005 anunciando un crecimiento del 16% que equivale a 2.740 millones de euros para un volumen de negocio de 14.000 millones. Tal y como ha ocurrido en los últimos tres años, el margen operativo aumenta de un punto, situándose en un 20%, que sería un 22% si el euro no se viera perjudicado por la fragilidad del dólar. Esos márgenes de crecimiento sólo se explican porque los productos de lujo no sólo pueden seguir aumentando de precio sino que además hay cada vez más compradores. Por ejemplo, sin salir de París, el año pasado hubo 1.743 personas que, en concepto de stock-options, obtuvieron primas de más de un millón de euros. Y hoy, en Francia, hay 530.000 familias cuyo patrimonio es superior a los 300.000 euros, dejando al margen el inmobiliario. Eso significa que hay mucha gente que puede invertir.

El arte contemporáneo, en manos de inversores o industriales que proceden de la moda, se incorpora pues a un circuito de clientes millonarios. Comprar una botella de añada de una gran marca, un traje de firma, un reloj hecho a mano o colgar en la pared del apartamento un degradado suicida de colores de Rothko acaba siendo la misma cosa. Y sino que se lo pregunten a Bernard Arnault, que se dispone a incorporar al circuito, además de su flamante tienda Dior abierta en plena plaza Roja, en el Kremlin, una marca mítica del automovilismo: Aston Martin, la que utilizaba James Bond cuando aún era Sean Connery.

BERNARD ARNAULT

- Nace el 5 de marzo de 1949, en Roubaix (Norte). Tiene cinco hijos de dos matrimonios

- Fortuna estimada en torno a los 14.300 millones de euros (la primera de Francia)

- Presidente del holding y del grupo LVMH (Louis Vuitton, Moët, Hennessy), líder mundial del sector del lujo

- Entre las marcas posee Louis Vuitton, Dior, Kenzo, Fendi, las de alcoholes como Dom Perignon, Hennessy, Moët Chandon, Veuve Cliquot, los almacenes la Samaritaine, le Bond Marché, la red de venta Espora o de tiendas de aeropuerto DSF, los relojes TAG-Heuer o la joyería Chaumet. Propietario de la revista Connaissance des arts y accionista de la prensa económica

- Se dispone a construir un centro de arte contemporáneo en París que también acogerá su colección. El arquitecto es Frank Gehry

FRANÇOIS PINAULT

- Nace el 21 de agosto de 1936, en Champs-Géraux (Oeste). Tiene tres hijos. Uno de ellos -François Henri- le reemplaza ya como ejecutivo al frente de la mayoría de los negocios

- Fortuna estimada en torno a los 5.000 millones de euros (la quinta de Francia)

- Presidente de honor del grupo PPR (Pinault-Printemps-la Redoute) y del holding Artemis

- En PPR podemos encontrar marcas como Gucci, Yves Saint-Laurent, Boucheron o Bottega Veneta, la casa de subastas Christie's, las tiendas Fnac y el semanario Le Point; es accionista del diario Le Monde, de teatros en París, de un equipo de fútbol y posee los viñedos de dos marcas prestigiosas de vinos de Burdeos

- Es propietario del Palazzo Grassi, en Venecia, donde expone parte de su colección y organiza otras muestras. La reforma del edificio la firma el arquitecto Tadeo Ando

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