200 veces Annie Leibovitz
La fotógrafa recorre en el Museo de Arte de Brooklyn su trayectoria desde 1990
La fascinación por el mundo de las celebridades se retroalimenta con las imágenes de esos mismos personajes. La fotógrafa Annie Leibovitz, de 57 años, es quizás quien mejor haya sabido explotar esa capacidad hipnótica que ejercen los famosos en la cultura popular. La imagen de la actriz Demi Moore embarazada y desnuda en la portada de la revista Vanity Fair le dio casi más fama a la fotógrafa que a su protagonista y hoy se puede decir que Leibovitz es tan célebre como aquella imagen.
Y como tal se comporta. Y como tal, espera atención mediática. El pasado jueves, durante la inauguración en el Museo de Arte de Brooklyn de Nueva York de la primera gran exposición que se le dedica a su obra, titulada Annie Leibovitz, a photographer's life: 1990-2005, la fotógrafa ejerció de estrella bajo los focos. Sonrió, se dejó tomar decenas de instantáneas y en lugar de hablar desde el podio de invitados, como es costumbre en las exposiciones neoyorquinas, prefirió ofrecer un recorrido por la muestra que se alargó hasta el infinito y se convirtió en algo mucho más parecido a una persecución de paparazzi que a una reflexión artística.
"No tengo dos vidas, tengo una sola. Las fotos personales y las de encargo profesional son parte de la misma"
Sin embargo, esta exposición de 200 imágenes, que coincide con la publicación de un libro homónimo, sorprende porque en ella se mezclan sus imágenes más célebres -coreografiadas al detalle, como el retrato de Moore o el de Cindy Crawford, también desnuda, con una serpiente en el cuello- con otras de su vida privada nunca mostradas. "Creo que es mi mejor obra. Creo que cuanto más conoces a alguien, más íntimo se vuelve el trabajo y, por tanto, mejor", declaró recientemente en The New York Times.
Sin embargo, ese mismo diario no dudó en destrozar el viernes a través de su crítica más relevante, Roberta Smith, precisamente esas imágenes tan privadas y espontáneas de la muestra por "vulgares y pretenciosas" y que no obstante harán las delicias de muchos al presentar, entre otras cosas, decenas de fotos de la escritora Susan Sontag, quien fue la pareja de Leibovitz desde finales de los ochenta hasta su muerte en 2004.
Sontag escalando el Vesuvio, desnuda en una bañera, escribiendo en un lujoso hotel veneciano, bajo el sitio de Sarajevo e incluso muerta. "Me obligué a tomar esa imagen para completar el trabajo que comenzamos juntas cuando le diagnosticaron cáncer años antes", explicó Leibovitz.
Cuando se conocieron, Sontag, autora del ensayo Sobre la fotografía, un clásico sobre el género, le dijo: "Eres buena fotógrafa, pero podrías ser mejor". Y dos décadas después Leibovitz aspira a haberlo conseguido mostrando no sólo los retratos de un mundo imbuido y fascinado por la superficialidad, sino también su mundo personal: su pareja, sus padres, sus hermanos y sus hijas. Exactamente, como hacen los famosos a los que ella fotografía. "No tengo dos vidas, tengo una sola. Las fotos personales y las de encargo profesional son parte de la misma".
Babelia
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