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Cumbre de la UE en Finlandia

La UE planta cara a Putin con la energía

Los líderes europeos debaten sobre cómo garantizarse el suministro de gas y petróleo rusos

Andreu Missé

La búsqueda de la garantía del suministro de gas y petróleo ruso y la seguridad de las instalaciones nucleares constituyó ayer el tema principal de los debates sobre el desafío energético, en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, celebrada en Lahti con asistencia del presidente ruso, Vladímir Putin. Los líderes europeos analizaron diversas propuestas sobre innovación, creación de una patente única europea y la necesidad de una política común sobre inmigración. En la cena posterior de los dirigentes europeos con el presidente ruso, se registró un momento de tensión cuando el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, expresó la inquietud europea por el deterioro de los derechos humanos en Rusia.

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Borrell aludió a los recientes acontecimientos de Chechenia y Georgia, cuyos ciudadanos han sido tratados con mano dura por Moscú. El deterioro de la imagen de Rusia ha sido especialmente intenso tras el asesinato de la periodista rusa Anna Politóvskaya y las ironías machistas de Putin sobre Mohev Katsav, presidente israelí, acusado de violación.

La cuestión de la seguridad energética y su vinculación con las relaciones exteriores de la UE fue planteada por Javier Solana, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión. Solana advirtió de los riesgos implícitos derivados de los planes de construcción de más de 200 plantas nucleares en todo el mundo. Riesgos que afectan a la seguridad de las instalaciones, el tratamiento de los residuos y, sobre todo y más inquietante, al posible uso de la tecnología civil para actividades militares.

Respecto a la seguridad de las instalaciones, la UE conoce muy de cerca el oneroso coste que ha supuesto el desmantelamiento de centrales nucleares peligrosas, algunas de las características técnicas como la de Chernóbil, en Lituania y Bulgaria. Sobre la necesidad de reforzar la seguridad, Solana lanzó un mensaje muy preciso: "Tenemos que trabajar colectivamente con otros actores de la comunidad internacional para que este problema del incremento del número de plantas nucleares en los próximos años no conduzca a una proliferación en el mundo".

La necesidad de iniciar una primera discusión por parte de los Veinticinco sobre la energía nuclear fue planteada abiertamente por Matti Vanhanen, primer ministro de Finlandia, que ostenta la presidencia de turno de Unión Europea. Aunque no trascendieron todos los detalles de los comentarios, se suscitaron carias intervenciones sobre la necesidad de diversificar las fuentes energéticas, para reducir la dependencia de Rusia. En el lenguaje energético, hablar de diversificación supone una clara alusión a la energía nuclear, ya que las otras fuentes alternativas no son actualmente viables para suplir el gas, el petróleo o carbón.

Decisión histórica

La preocupación por la cuestión energética se suscitó también por la creciente preocupación por el cambio climático. El asunto fue planteado por el primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo holandés, Jan Peter Balkenende, a través de una carta enviada a los líderes.

En la misiva, Blair y Balkenende, sugieren a los líderes que la UE debe tomar "una decisión política histórica", para transformar el sistema energético actual y evitar serias consecuencias del cambio climático". De su contenido destaca una clara advertencia: "Tenemos una ventana de oportunidad de sólo 10 ó 15 años para emprender los pasos que necesitamos y evitar cruzar umbrales catastróficos". Ambos dirigentes animaron a los socios económicos de la UE a promover la extensión y desarrollo de los acuerdos contenidos en el Protocolo de Kyoto, para reducir los daños provocados por la emisión de gases contaminantes causantes del efecto invernadero. Esta iniciativa fue apoyada por Austria e Irlanda y constituirá uno de los puntos principales de la cumbre europea del próximo mes de marzo.

La creciente preocupación por la situación de los derechos humanos fue planteada abiertamente por Borrell en una posterior conferencia de prensa: no podía cambiar gas por derechos humanos. El presidente de la Eurocámara advirtió de que "Europa perdería credibilidad si cambiara energía por Derechos Humanos y espero que el Consejo, con toda la cortesía necesaria, manifieste la preocupación que ya ha mostrado".

Borrell recordó, no obstante, que Rusia también precia las inversiones y el mercado europeo donde vender la energía. En este sentido, subrayó que "la dependencia es mutua" y que hay que reclamar a las autoridades de Moscú, un "juego limpio", en materia de aprovisionamiento energético, por ejemplo mediante la Carta de la Energía.

La firma de la carta de la Energía fue precisamente rechazada por el dirigente ruso. Las autoridades de Moscú han insistido en modificar la redacción del texto actual que firmaron en 1994, pero no ratificaron posteriormente por no incluir la regulación del comercio sobre los materiales nucleares.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, no eludió la cuestión de los derechos humanos, pero manifestó que "Europa debe mantener una relación constructiva con Rusia".

Los líderes abordaron también la necesidad de dar un impulso al desarrollo tecnológico un campo en el que Europa está perdiendo competencia respecto a Estados Unidos y Japón. El presidente de la Comisión logró la luz verde de los Veinticinco para crear el Instituto Europeo de Tecnología que contará con presupuesto de 300 millones de euros entre 2008 y 2013. "Estamos contentos", manifestó, "de poder empezar a trabajar sobre los detalles de esta propuesta", explicó el presidente finlandés, Matti Vanhanen.

Para Barroso, el IET será "el nuevo buque insignia de la innovación europea fundado sobre la idea de un parnetariado público-privado y en particular un modelo de relación de las empresas con la universidad. La creación de este instituto había despertado ciertas reticencias en varios países, que estimaban que era mejor dedicar estos recursos a las universidades y centros de investigación ya existentes.

Vanhanen explicó también los debates mantenidos durante la cumbre sobre el proyecto de crear un sistema de patentes a nivel europeo. La iniciativa debe afrontar toda la complejidad lingüística, pero para muchos analistas es la única posibilidad que tiene la UE para competir con Estados Unidos.

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