Estupor ante las 'bromas' del Kremlin
Los jefes de Estado y de Gobierno se quedaron ayer estupefactos tras conocer la apología de la violación verbalizada por el presidente ruso, Vladímir Putin, el día anterior, según explicaron fuentes diplomáticas. Creyendo que hablaba a micrófono cerrado, Putin aseguró envidiar al presidente israelí, Moshev Katsav, acusado de violación. El Kremlin aseguró ayer que las palabras de Putin fueron en tono de broma.
Durante un encuentro con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, en Moscú, Putin consideró que el presidente israelí es un "hombre muy fuerte". "¡Ha violado a diez mujeres! Nunca hubiera esperado eso de él. Nos ha sorprendido a todos. Todos le envidiamos", dijo Putin. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, confirmó las palabras de Putin y temió que tal vez el sentido del humor ruso no se comprenda bien en el extranjero. "Fue una broma que no tiene nada que ver con las conversaciones oficiales", declaró Peskov.
Los líderes europeos no sacaron el tema durante la cena que compartieron con el mandatario ruso y reiteraron hasta la saciedad la importancia de la alianza estratégica con Rusia y la necesidad de estrechar la relación con el gigante energético. "Entre los europeos cunde la sensación de que esta vez se ha rebasado una línea roja. Los líderes de la Unión están estupefactos", explicaba una fuente diplomática.
La sala en la que ayer permanecían reunidos los embajadores y altos funcionarios de la UE se convirtió en un ir y venir de fotocopias con las declaraciones de Putin, que en seguida entregaron a los jefes de Estado y de Gobierno. Otros, buscaban en Internet tratando de confirmar lo que decían no poder creer.
Igual de incrédulo se mostró el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien preguntado sobre la conveniencia de sentarse a cenar con un hombre que hace apología de la violación. "No me puedo creer que eso se haya producido", dijo Zapatero en conferencia de prensa.
La incredulidad dio paso a la parálisis, y las buenas palabras respecto a la relación entre la Unión Europea y Rusia dominaron todo el encuentro. Tampoco Tarja Jalonen, la presidenta finlandesa, ni Angela Merkel, la canciller alemana -las dos únicas mujeres presentes- tuvieron nada que decir.
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