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EE UU busca una salida política para frenar la sangría de la guerra de Irak

Casi 70 soldados estadounidenses han muerto este mes, la cifra más alta desde enero de 2005

Irak protagoniza los debates de los candidatos con sondeos más empatados, desde New Jersey hasta Ohio, desde Virginia hasta Tennessee, que pelean por los escaños en juego en las elecciones legislativas de noviembre. Pero, al margen del fragor de la campaña, el Gobierno y los expertos analizan la situación y debaten las opciones sin excluir cambios en la actual política. "Mantener el rumbo", como reitera el presidente en público, es cada vez más un lema vacío. "Estamos considerando todas las opciones e ideas", admitió ayer el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow.

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"Irak no tiene una solución mágica". La reflexión es una obviedad, pero lo importante es que procede de James Baker, el ex secretario de Estado de Bush padre que está al frente del Grupo de Estudios sobre Irak, la comisión de republicanos y demócratas a la que el Congreso, con apoyo de la Casa Blanca, encargó analizar la situación.

Baker dijo el lunes en Houston que el Grupo no ha tomado aún ninguna decisión -una filtración del diario Los Ángeles Times habló de un repliegue gradual de las tropas y de negociar la situación con Irán y Siria- pero que hay que tener claro cómo están las cosas: "No hay una solución mágica; es muy, muy difícil. No descartamos ni afirmamos nada, porque el informe está aún por escribir, y no se escribirá hasta después de las elecciones".

Las dos primeras semanas de este mes de octubre han sido mortales para las tropas estadounidenses: con los diez soldados caído el martes, los muertos este mes se acercan a los 70, la mayoría en Bagdad. Según los mandos norteamericanos el aumento del número de bajas en la capital iraquí se debe a la manera más agresiva con que patrullan por la ciudad para acabar con la violencia sectaria. Sea como fuera, se trata de la peor estadística desde enero de 2005. El cómputo global estaba ayer en 2.777 muertos.

La violencia entre chiíes y suníes, mientras tanto, se está cobrando un centenar de muertos iraquíes cada día. El primer ministro, el chií Nuri Al Maliki, ha anunciado planes para atajar las represalias entre bandas armadas; su última decisión ha sido introducir cambios radicales en el Ministerio del Interior. Además, el martes, soldados norteamericanos detuvieron al líder de la milicia del clérigo radical chií Muqtada Al Sadr, pero le pusieron en libertad por orden de Al Maliki, que ayer viajó a Nayaf para entrevistarse con Al Sadr y con el gran ayatolá Alí Al Sistani, el líder religioso chií.

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El portavoz Tony Snow reconoció ayer que "Al Sadr desempeña un papel en Irak, y esperemos que sea constructivo", y que lo que está en curso es "explorar todas las posibilidades en el campo de la reconciliación". Snow elogió el "papel constructivo" de Sistani. La elección del vocabulario de Snow, sobre todo por lo que se refiere a Al Sadr, es muy significativa

En cuanto a Siria e Irán, el presidente iraquí, Yalal Talabani recogió la idea de las negociaciones con Siria e Irán y dijo a la BBC que la violencia podría terminar "en un plazo de meses" si los dos países colaboraran. "Sería el principio del final del terrorismo".

Según Snow, "lo que les decimos una y otra vez a sirios e iraníes es que dejen de fomentar el terrorismo; si lo hacen, bienvenido sea". Incluso el incombustible -pero desprestigiado- secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, admite que hacen falta soluciones políticas. "Estamos en una situación en la que no es posible perder militarmente, pero que al tiempo exige algo más que la fuerza militar para prevalecer". Sobre Irán y Siria, Rumsfeld se limitó a decir que ninguno "nos ha ayudado". El jefe del Pentágono tampoco quiso comentar la declaración del influyente senador republicano John Warner, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, en las que señalaba que la Casa Blanca debería considerar un cambio de rumbo si el Gobierno iraquí no es capaz de restaurar el orden en tres meses.

Pesimismo

Entre los expertos hay un debate más libre, y más pesimista. Al analizar las cifras políticas, económicas y de seguridad, Michael O?Hanlon, de la Brookings Institution, escribe que "los datos sugieren que aunque Irak no está perdido, tampoco se puede decir que Estados Unidos y sus aliados estén ganando".

En su último informe, Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dice: "EE UU no puede limitarse a 'mantener el rumbo'. Necesita nuevas opciones para invertir la tendencia hacia el fracaso político y la guerra civil en Irak". Cordesman sugiere "negociar nuevos incentivos con el Gobierno iraquí y sus aliados", y aunque coincide en que hay esperanzas, señala: "La idea de que Irak sería una democracia ejemplar para transformar la región fue una patética fantasía neoconservadora desde el principio". En ese bando, Reuel Marc Gerecht, del American Enterprise Institute, lamenta que se esté forjando "el consenso en Washington, entre la derecha y la izquierda", sobre Irak, y que "cada vez menos gente de las élites políticas e intelectuales crea que mantener el rumbo en Irak es bueno para la guerra contra el terrorismo y para los intereses de Estados Unidos en Oriente Próximo".

[Varios militares estadounidenses vinculados a actos criminales en Irak han sido enviados a tribunales castrenses para su procesamiento, informa Reuters. Se trata de cuatro soldados implicados en la violación y muerte de una joven iraquí, asesinada después junto a su familia en Mahmudiya;de otros cuatro militares acusados de asesinar a tres prisioneros cerca de un campamento insurgente en Thar Thar, y de tres marines acusados del secuestro y asesinato de un hombre en Hamdania].

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