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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El plazo de Morales

Al llegar a la presidencia, el líder boliviano Evo Morales estableció un plazo de 180 días para lo que se planteó como la recuperación de los recursos naturales de la nación -ante todo, hidrocarburos- y para que las compañías extranjeras, entre ellas la española Repsol, renegociaran sus acuerdos con La Paz. Ese plazo expira el 28 de octubre, con una ejecutoria de pocas luces y muchas sombras para el presidente boliviano. Entre estas últimas, la más ominosa ha sido el enfrentamiento hace 15 días entre organizaciones de mineros autónomos y estatales, en el que hubo 16 muertos y docenas de heridos, en la explotación de la mina de estaño de Huanuni. Los empleados públicos pedían más remuneración, y los autónomos, que se les permitiera extraer más mineral. El retraso en la llegada de la policía y la indecisión habida ha granjeado a Morales graves acusaciones de indiferencia e incuria.

El presidente se ha topado muy pronto con la evidencia de que no todos los problemas se reducen a buscar enemigos o explotadores internos o externos. Morales puede escenificar su poder con concentraciones como la del jueves, en la que unos miles de manifestantes anunciaron la conversión del 12 de octubre como el día de la resistencia contra la opresión colonial. Pero no será así como solucione los conflictos de intereses a que se enfrenta Bolivia para su desarrollo.

El jueves se anunció un acuerdo entre los mineros, pero la declaración de los autónomos retirando su confianza a Morales supone un duro golpe al presidente. Al mismo tiempo, el Gobierno ha tenido que aplacar a los representantes de los transportes públicos y admitir la legalización de miles de vehículos importados de contrabando. Morales tiene que contentar a demasiados sobre demasiadas cosas, y es evidente que hizo demasiadas promesas. Para agitar un poco más el panorama, su protector venezolano Hugo Chávez alertaba la semana pasada de que se preparaba un golpe alentado por Washington contra su pupilo boliviano. La Paz se ha apresurado a restar importancia a los supuestos avisos de Caracas.

Sin embargo, no todo va mal en Bolivia. Se acaba de anunciar la firma de un acuerdo con Argentina para exportar, a partir de 2010 y por 20 años, más de 27 millones diarios de metros cúbicos de gas. El presidente de Repsol, Antonio Brufau, pedía que se ampliara el plazo, aunque se declara optimista sobre las conversaciones en curso.

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