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Haniya acusa a la policía palestina de amotinarse contra su Gobierno

Dijo ayer lo que es evidente para casi todos los observadores políticos. El primer ministro palestino, Ismail Haniya, acusó a las fuerzas de seguridad, compuestas por miles de policías leales al partido rival, Fatah, de "amotinarse contra el Gobierno". No mencionó a la organización del presidente, Mahmud Abbas, pero nadie ignora en la franja quién ha instigado los disturbios que en los últimos días han dejado al menos 15 muertos en el superpoblado territorio, los más graves desde que el movimiento islamista accedió al poder a finales de marzo.

Las huelgas impulsadas por el impago de los salarios a los funcionarios -la Administración de Hamás es incapaz de abonar los sueldos debido al bloqueo económico impuesto por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea- derivaron en altercados entre agentes fieles a Fatah y la policía creada por Hamás en mayo.

Ante decenas de miles de simpatizantes, convocados en el estadio de la ciudad de Gaza, Haniya también reiteró, una vez más, que no abandonarán el Ejecutivo, por mucho que Abbas amenace con disolverlo y con la convocatoria de elecciones anticipadas. Frustrados varios intentos por formar un Gobierno de unidad nacional que contara con la aprobación de la comunidad internacional, el acoso sobre la Administración dirigida por Haniya es creciente.

Hamás insiste en que se mantendrá firme. "No llegamos al poder con los tanques o mediante acuerdos con Estados Unidos. Fuimos elegidos por el pueblo", clamó Haniya antes de añadir que el presidente no tiene competencias para disolver el Gobierno.

El primer ministro insistió en que su partido nunca reconocerá a Israel -la clave que impide la constitución de ese Ejecutivo de unidad nacional- y en que los refugiados volverán a Jerusalén. Sólo concedió: "Estamos preparados para formar un Estado dentro de las fronteras de 1967", es decir, un Estado en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este que Israel en ningún caso admite, aunque así lo establece la resolución 242 de Naciones Unidas. "Pero", añadió Haniya, "sólo a cambio de una larga tregua".

Enorme presión

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Está por ver cuánto tiempo podrán soportar los palestinos la enorme presión provocada por la lamentable situación económica que padecen. Haniya apeló a la religión para insuflar ánimos a sus seguidores. "Cualquier Gobierno que hubiera afrontado lo que nosotros hemos afrontado habría caído después de uno o dos meses. ¿Por qué no ha caído, porque recibe la fuerza de Dios?".

Es más que probable que se debiera al ayuno que guardan los musulmanes durante el mes de ramadán en curso, pero Haniya, de 43 años, sufrió un ligero desmayo del que se repuso a los pocos minutos para continuar su discurso. "Nuestros cuerpos pueden cansarse, pero nuestro espíritu, no, y nada detendrá nuestra resolución", añadió tras el contratiempo.

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