"Hace sólo cinco años era impensable obtener crías a partir de células madre embrionarias"
El británico Harry Moore lleva 14 años trabajando en biología reproductiva y desde 2001 es codirector del Centro de Biología de Células Madre de la Universidad de Sheffield (Reino Unido). Afirma que en la última década se han producido fascinantes avances en la investigación con células progenitoras en reproducción humana y que en el plazo de otra década empezarán a verse bastantes resultados en aplicaciones clínicas.
Confiesa abiertamente su pasión por trabajar con células madre embrionarias, porque, según advierte, son más maleables y, además de expandirse y diferenciarse, presentan una pluripotencialidad muy superior a la de las células madre de otra procedencia: "Esto les confiere la posibilidad de replicarse ilimitadamente y ser una fuente inagotable de nuevas células con múltiples usos terapéuticos. Creo que es una obligación moral y científica investigar con los embriones no utilizados en reproducción asistida."
"Aprovechar los embriones que no se usan es una obligación moral y científica"
Moore ha viajado a Madrid invitado por la Fundación BBVA para participar en el X Symposium Internacional sobre Espermatología, organizado por Eduardo Roldán, investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Centra su trabajo en dos grandes líneas de investigación: la diferenciación de células madre de origen embrionario con potenciales aplicaciones en medicina regenerativa (cáncer, diabetes, Parkinson, enfermedades cardiovasculares) y el estudio y manipulación de gametos (óvulos y espermatozoides) de embriones para la comprensión de los mecanismos de infertilidad y la búsqueda de tratamientos.
"Trabajamos con células madre de origen embrionario bajo unos rigurosos comités éticos y dentro del estricto marco de la legalidad de nuestro país. Hemos aislado en el laboratorio varias líneas de células madre embrionarias y seis de ellas han sido donadas al Banco de Células Madre del Reino Unido, para que puedan investigar otros grupos", explica.
En la Universidad de Sheffield, el equipo de Moore ha estudiado en modelos animales células germinales que, según se tratara de un embrión XX (femenino) o XY (masculino), podían desarrollar en cultivo óvulos o espermatozoides.
"Lo sorprendente es que, con independencia del sexo del embrión animal que tomemos, las células madre cultivadas derivan espontáneamente en óvulos o espermatozoides, cuando lo lógico sería que si tomamos un embrión XX se produzcan óvulos y si es XY se produzcan espermatozoides", dice. "Todavía no entendemos cómo surge este fenómeno. Hace tan sólo cinco años era impensable producir con embriones de roedores gametos e incluso crías. Sin embargo, recientemente se han obtenido crías de ratón a partir de espermatozoides derivados de células madre embrionarias. Nuestro trabajo lo estamos haciendo en células embrionarias humanas y hemos hallado desarrollo tanto de células madre masculinas como femeninas. Debemos ser muy cautos y disponer de más conocimientos para trasladar la investigación a los humanos e intentar conocer los mecanismos de infertilidad".
Según afirma, una de las aplicaciones clínicas de esta línea de investigación sería la conservación de la función testicular y reproductiva en hombres que han sufrido cáncer de testículo. Pese a que este tumor suele tener buen pronóstico, en los últimos 50 años se ha multiplicado por cinco su prevalencia en Europa, tal vez por contaminantes ambientales.
Como explica Moore, una vez fecundado el óvulo por el espermatozoide, las primeras células que en el proceso de división de mitosis forman el embrión son todas iguales. Es a partir del posterior proceso de división de diferenciación celular cuando se van generando los diversos órganos y tejidos del organismo humano. Antes de comenzar este proceso de diferenciación celular pueden reconocerse y aislarse las conocidas como células madre. "Su función es doble", aclara, "porque son capaces de producir otras células madre exactamente iguales y también transformarse en células especializadas, es decir, aquellas que, con funciones claramente definidas, configuran los distintos tejidos".
Existen tres grandes tipos: las procedentes de sangre de cordón umbilical, que se extraen en el momento del nacimiento; las embrionarias, procedentes de embriones sobrantes de técnicas de reproducción asistida, cuya obtención y manipulación está prohibida en muchos países al destruirse el embrión en el proceso de extracción, y las adultas, que son progenitoras de otros tipos celulares y se encuentran en tejidos que están en constante renovación, como la piel, la sangre y el epitelio intestinal.
Las células madre de origen adulto poseen la doble propiedad de regenerarse a sí mismas y de diferenciarse de otras células para las que están predestinadas según su localización. Ambas cualidades les confieren un potencial clínico ante problemas derivados de la carencia de tejidos y órganos para trasplante.Sin embargo, las de origen embrionario podrían multiplicarse ilimitadamente y ser una fuente inagotable de nuevas células con potencial terapéutico.
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