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Barcelona sale a la calle

Lluís Pellicer

Barcelona hirvió ayer con actos y acontecimientos que, en conjunto, arrastraron a cientos de miles de ciudadanos. Unos salieron a la calle para divertirse y otros para manifestarse. Durante todo el día hubo algo que hacer. La Festa al Cel, un espectáculo aeronáutico que se celebra cada año, fue el evento que congregó a más gente. El Ayuntamiento de Barcelona calculó que más de 130.000 personas se desplazaron hasta el Fórum, que se ha consolidado como uno de los espacios predilectos del consistorio para actos masivos, y que otras 220.000 lo contemplaron a lo largo del frente marítimo de la capital catalana. Pero hubo también actividades del movimiento social que reclama el derecho a una vivienda digna, una manifestación convocada por la plataforma Aturem la Guerra y una concentración de madres que amamantaron a sus bebés en la Ciutadella.

Los grupos que exigen una vivienda digna montaron varios talleres en la plaza de Catalunya tras ser desalojados durante la madrugada del domingo
Unos 1.500 ciudadanos acudieron a la manifestación de Aturem la Guerra para denunciar la ocupación de Irak y el muro de Palestina
La Festa al Cel arrastró a más de 350.000 personas hasta el Fórum y otras 25.000 participaron del aperitivo popular de la cervecera Moritz

La placa fotovoltaica fue ayer el parasol más grande de Barcelona. A las nueve de la mañana, cuando empezó la Festa al Cel, cientos de personas ya buscaban el mejor rincón para protegerse de un sol asfixiante. Los asistentes vibraron enseguida con las verticales, los virajes y las caídas de los aviones de las armadas francesa, holandesa y española; los saltos de los paracaidistas, y las exhibiciones de las avionetas. A media mañana, el metro y el tranvía iban dejando a miles de personas en la entrada del Fórum, donde se había montado un mercadillo con tenderetes muy variopintos: desde uno del Ejército del Aire, que vendía sus productos de mercadotecnia, hasta otro de asado argentino. "Los aviones van por carreteras invisibles, como si tuvieran un carril, y de él no pueden salirse. Nos lo explicó un piloto que vino a clase", le comentaba Nacho a su madre al acceder al recinto.

La hora de mayor afluencia fue entre las 12.30 y las 13.00, cuando el transporte público iba a tope. Llegaban a tiempo para ver las exhibiciones del Eurofighter -el avión militar europeo- y la Patrulla Águila. A la salida, alrededor de las 14.00, se tuvo que regular la entrada de la estación de El Maresme-Fórum. Fuentes municipales aseguraron no tener constancia de ningún incidente o colapso viario.

Desalojo de la acampada

En el centro de Barcelona arrancaron a mediodía varios actos de protesta. Hacia las once llegó a la plaza de Catalunya un grupo de la Asamblea Popular por la Vivienda Digna de Barcelona. A esa hora tenían previsto celebrar en su campamento un desayuno popular. Pero no quedaba ninguna tienda de campaña. La noche anterior, tras la manifestación por el centro de la ciudad, los organizadores habían pactado con la Guardia Urbana que las lonas sólo permanecerían sobre el césped hasta las dos de la madrugada. A cambio, los 150 jóvenes que allí se desplazaron podrían dormir en la plaza. Hasta aquí convienen ambas partes. Los organizadores explicaron ayer que minutos antes de las dos los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana desalojaron la zona y la regaron para que no pudieran quedarse. "Nos echaron porque no les interesaba tenernos protestando por la vivienda", aseguró una portavoz. Fuentes de la Guardia Urbana sostuvieron, en cambio, que ocho jóvenes se negaron a desmontar una de las seis tiendas clavadas en el césped, por lo que les obligaron a retirarlas. "No hubo desalojos", remacharon.

A las doce de ayer un grupo de jóvenes se unió a la manifestación convocada por la plataforma Aturem la Guerra para denunciar la permanencia de las tropas lideradas por Estados Unidos en Irak y a favor del pueblo palestino. La Guardia Urbana estimó que acudieron a la marcha unas 1.500 personas, que recorrieron el tramo entre la plaza de Catalunya y el Pla de Palau. La portavoz de la plataforma, Roser Palol, criticó "la invasión impune" de Líbano por parte del Gobierno de Israel y denunció la permanencia del muro de Palestina. Por la tarde, unos 200 de los jóvenes que salieron a la calle por una vivienda digna volvieron a la plaza de Catalunya, donde montaron talleres sobre la burbuja inmobiliaria.

Madres en la Ciutadella

Más de 300 madres se concentraron en el parque de la Ciutadella para amamantar a sus hijos en público con motivo de la Fiesta de la Lactancia Materna, informa Europa Press. La presidenta de la entidad organizadora, Eulàlia Torras, aseguró que el acto pretendía "dar información y sensibilizar" sobre la lactancia, puesto que "existe el mito de que hoy en día las madres amamantan porque tienen que incorporarse al trabajo", cuando en realidad el 82% de las mujeres catalanas dan el pecho a sus hijos. Muy cerca, en la explanada del Arc de Triomf, unas 10.000 personas participaron en la primera edición el festival benéfico PKU, organizado por la Asociación Catalana de Feniceltonuria para explicar al público las enfermedades por trastornos metabólicos y captar fondos para mejorar su investigación científica.

También a mediodía, la Ronda de Sant Antoni empezó a llenarse de gente que acudió al aperitivo popular que organizó la marca barcelonesa de cerveza Moritz para celebrar su 150 aniversario. Unas 25.000 personas, según datos de la empresa, se agolparon en las barras en las que se dispensaban cervezas, patatas fritas, pinchos y aceitunas. "¿Para mí no hay patatitas?", reclamó una anciana a uno de los camareros. "No, señora, sólo son para los niños", le respondió. La mujer se encogió de hombros, se conformó con una broqueta con un champiñón y fue a escuchar a la Eléctrica Dharma.

Cabecera de la manifestación de ayer que convocó la plataforma Aturem la Guerra.
Cabecera de la manifestación de ayer que convocó la plataforma Aturem la Guerra.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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