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Reportaje:

Brasil, vanguardia verde

El gigante suramericano logra la autosuficiencia en combustibles para la automoción gracias al etanol y al biodiésel

Jorge Marirrodriga

Uno de los pocos países del mundo donde la cotización del barril de petróleo ha dejado de ser noticia es Brasil. Este año se ha cumplido un proyecto que empezó hace tres décadas y cuya culminación anunció a bombo y platillo el pasado abril desde una plataforma petrolera a 120 kilómetros de la costa de Río de Janeiro el presidente Luiz Inácio Lula da Silva: Brasil ha dejado de ser dependiente del petróleo del exterior. Lula inauguraba entonces una nueva plataforma de extracción de crudo, con una producción de 180.000 barriles diarios, que permitían el autoabastecimiento de crudo. Brasil produce 1,9 millones de barriles diarios y consume 1,8 millones de barriles al día.

Pero el verdadero secreto de la independencia energética de Brasil ha sido una activa política de investigación sostenida en el tiempo y su entrada paulatina en el mercado, que ha permitido que más del 40% del inmenso parque móvil brasileño -22 millones de vehículos de todo tipo- se mueva, total o parcialmente, gracias al etanol, un alcohol obtenido de la caña de azúcar que se utiliza como combustible.

El 40% del parque automovilístico funciona total o parcialmente con etanol
El país es autosuficiente en petróleo desde abril gracias a un nuevo yacimiento

La búsqueda de energías alternativas es tal vez una de las demostraciones más claras de las políticas de Estado que se siguen en Brasil. Iniciada en los años setenta por la dictadura militar, tras la crisis del petróleo ha continuado con todos los Gobiernos democráticos de diferente signo que se han sucedido.

La entrada del alcohol en el mercado energético se ha hecho sin incentivar directamente al consumidor con ningún tipo de ventaja. El precio de alcohol en las estaciones de servicio es un 70% el de la gasolina, pero el Gobierno no lo regula y únicamente interviene en la mezcla de etanol y gasolina que debe llevar un litro.

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Brasil es el primer productor y exportador mundial de etanol, pero el crecimiento de su consumo ha sido tan rápido que ya en 1989 se produjeron las primeras crisis de abastecimiento; actualmente 25.000 gasolineras del país -tal vez gasolinera ya no sea el término adecuado- suministran alcohol a los vehículos.

En 1997 se fundó la Unión Agroindustrial de Caña de São Paulo (UNICA), una organización que agrupa a unas 100 empresas productoras. "Casi todo lo que producimos se destina al consumo del mercado interno", señala Antonio de Padua Rodrigues, director de UNICA, quien augura que en los próximos cinco años el consumo de alcohol combustible llegará a los 20.000 millones de litros al año. Rodrigues subraya las ventajas ecológicas que supone el cultivo de caña de azúcar que no necesita mucha agua -en la práctica sólo se riega artificialmente el Valle de San Francisco, en Bahía-, siendo suficiente con el agua de la época de lluvias, de enero a marzo.

"En la actualidad toda la gasolina que se vende está mezclada con un 20% de alcohol, y los productores quieren que este porcentaje se aumente al 25%", dice Benedito Carlos Cavalcante, supervisor de combustibles del Estado de São Paulo.

Y no sólo eso: más de 2,5 millones de vehículos circulan a diario por las ciudades de Brasil utilizando alcohol y otros dos millones utilizan el sistema llamado flex, que les permite funcionar con alcohol o con gas natural. Una firma italiana acaba de lanzar al mercado brasileño un vehículo con un motor que funciona con tres tipos de combustibles ecológicos. Y la proporción va a seguir subiendo de forma imparable. Más del 80% de los coches que se venden en Brasil pueden usar etanol.

El siguiente paso es el biodiésel, obtenido a partir de vegetales (soja, girasol, ricino, maní, semilla de algodón, palma) y que desde 2008 será mezclado al 2% con todo el combustible diésel que se comercialice, porcentaje que aumentará al 5% en cuatro años. Pero ya circulan experimentalmente vehículos con un 30% de mezcla de biodiésel. Y en el sureste de Brasil se está levantando una planta de producción de biodiésel que a partir del año próximo producirá 48 millones de litros de este combustible.

Para 2010 Brasil está previsto que alcance una producción de 26.000 millones de litros de etanol, frente a los 16.000 millones actuales. Según el ministro de Minas y Energía, Silas Rondeau, de esa cifra unos 8.000 millones de litros se dedicarán a la exportación. Para ese horizonte de 2010, Brasil tendrá 50 plantas operativas con una capacidad de 2.580 millones de litros de biodiésel anuales, frente a los 800 millones de litros actuales.

Sin embargo, el sector energético brasileño presenta un punto débil. El 50% del gas que se consume a diario en el país procede de Bolivia, en pleno conflicto con la petrolera estatal Petrobrás y con una inestabilidad institucional y jurídica recurrente. Ese es el factor por el que las autoridades y la industria han decidido inclinarse por el etanol y no por el gas natural como combustible automotor.

Además, se da la circunstancia de que prácticamente toda la industria del etanol es brasileña, siendo la presencia extranjera casi nula. De hecho, los empresarios brasileños ya piensan en exportar un sistema que se ha revelado como un éxito. "Pensamos en África", revela Rodrigues. "Tiene un gran potencial y un clima como nosotros, pero son necesarias inversiones y tecnología".

Un atasco de tráfico en una autopista de circunvalación de São Paulo.
Un atasco de tráfico en una autopista de circunvalación de São Paulo.AP

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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