Los golpistas de Tailandia prohíben toda actividad política y censuran a la prensa
Las autoridades militares detienen a cuatro ex ministros del depuesto Thaksin Shinawatra
La junta militar que el pasado martes dirigió un golpe de Estado incruento en Tailandia prohibió ayer todas las actividades de los partidos políticos. El rebautizado Consejo para la Reforma Democrática bajo una Monarquía Constitucional también ha estrechado el control de los medios de comunicación, que deberán abstenerse de airear llamadas de los oyentes radiofónicos o mensajes de texto en los programas de televisión. Cuatro ex ministros próximos al depuesto Thaksin Shinawatra fueron detenidos por las autoridades militares.
La autoridad provisional encabezada por el general Sondhi Bonyaratkalin anunció que ha asumido las funciones del Parlamento, disuelto el martes. Además, la junta decretó que la cobertura de los medios de comunicación susceptible de minar las "reformas políticas" será "controlada, bloqueada y destruida". Esta última decisión afecta a medios de comunicación escritos y electrónicos, así como a compañías de telefonía móvil o de gestión de sitios web. No se emitieron directrices específicas para la prensa escrita.
El general Palangkun Clan, portavoz de la junta militar, anunció la redenominación de la misma como Consejo para la Reforma Democrática bajo una Monarquía Constitucional (en un principio se llamó Consejo para la Reforma Administrativa), un día después de hacerse oficial el respaldo de la Corona al golpe. El general Sondhi se comprometió el martes a devolver el poder a una autoridad civil leal al rey en un plazo de dos semanas, así como a la creación de una comisión que redactará una nueva Constitución, que será sometida a referéndum. El proceso de normalización democrática culminará en octubre de 2007 con la convocatoria de elecciones generales.
Como candidato a ocupar el puesto de primer ministro provisional se apunta el nombre del gobernador del Banco de Tailandia, Pridiyathorn Devakula. Aristócrata muy próximo al palacio real, según fuentes diplomáticas europeas, sería muy bien acogido por el sector económico y lanzaría un mensaje de tranquilidad a los mercados, que aún guardan el recuerdo de la devaluación del baht en 1997 y la tormenta financiera que provocó en los demás países asiáticos. Ayer, sin embargo, en el primer día hábil para los mercados (el miércoles fue decretado festivo), la Bolsa de Bangkok perdió un 1,42%, mucho menos de lo esperado, y la divisa tailandesa avanzó un 0,5%, tras haber cedido un 1,4% el miércoles en el mercado de Nueva York.
Calma en Bangkok
La vida en la capital transcurría ayer con absoluta normalidad, al reanudar su actividad bancos, escuelas y oficinas de la Administración, que el miércoles permanecieron cerrados. El embajador español en Tailandia, Juan Manuel López Nadal, aseguró que la situación, tanto en Bangkok como en el resto del país, es "tranquila y pacífica" y que "no hay ningún riesgo para la vida ni para la seguridad". Eso sí, se recomienda a los turistas precaución. "Las imágenes de brutalidad que se suelen tener de un golpe no se han dado ni se van a dar", añadió el diplomático. La presencia militar en las calles de Bangkok era ayer notablemente menor que en el día anterior.
Desde Londres, el depuesto primer ministro pidió al nuevo régimen que convoque rápidamente elecciones generales. En cuanto a sus planes para el futuro, el multimillonario devenido en político aseguró que, por el momento, se tomará "un merecido descanso" y realizará actividades caritativas en beneficio de Tailandia.
Sin embargo, el futuro de Thaksin puede no ser tan sosegado. La junta militar encargó a la interventora general Jaruvan Maintaka el inicio de las investigaciones sobre presuntos casos de corrupción ocurridos durante el mandato del ex primer ministro. Ello podría suponer la confiscación del cuantioso patrimonio de Thaksin, que a principios de año encendió a sus detractores con la venta de su holding familiar, Shin Corporation, a Temasek Holdings, el brazo inversor del Gobierno de Singapur. La operación, valorada en 1.900 millones de dólares, quedó exenta de impuestos, además de eludir, a través de sociedades interpuestas, la legislación que limita la inversión extranjera en sectores estratégicos tailandeses.
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