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El conflicto de Oriente Próximo

Hezbolá celebra hoy con una manifestación su "divina victoria"

"No quiero dar cifras, pero va a ser la mayor manifestación de la historia de Líbano", afirmó ayer Husein Fadlalá, dirigente de Hezbolá y jefe de la organización del acto que se celebra hoy por la tarde en un suburbio de Beirut para celebrar lo que denominan la "divina victoria" contra Israel en la guerra de 34 días que concluyó el 14 de agosto. Acudirán fieles al grupo fundamentalista procedentes de todos los rincones del país, especialmente desde los feudos del movimiento islamista en la región sur y en el valle de la Bekaa, al este de Líbano. "Hemos enviado autobuses, pero habrá gente que va a venir incluso andando", añadió Fadlalá. Hezbolá pretende así rentabilizar lo que, en su opinión, fue un triunfo en el conflicto contra el Estado sionista, en una coyuntura en la que las fracturas políticas sectarias enraizadas en Líbano comienzan a aflorar abruptamente una vez más.

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Mil miembros del movimiento chií se empleaban a fondo colocando miles de sillas, instalando una potente megafonía, monitores y extremando las medidas de seguridad en una enorme explanada de 105.000 metros cuadrados (10 hectáreas) que presuponen que estará abarrotada. Como estarán repletas las calles adyacentes, en las que se podrán escuchar mediante altavoces las palabras de Hasan Nasralá, el carismático líder de Hezbolá.

Presencia de Nasralá

Mucho se ha especulado sobre la presencia de Nasralá, amenazado de muerte por Israel. Fadlalá, familiar de otro de los máximos dirigentes espirituales de la organización chií, aseguró a este diario: "Por supuesto que va acudir, seguro. Los niños no temen a Israel, menos aún los adultos".

Más de 500 medios de comunicación tienen previsto cubrir el acontecimiento. Unos 6.000 leales a Hezbolá se encargarán de que ningún incidente altere la manifestación, a la que se espera acudan dirigentes de partidos políticos de otros países árabes. Aunque el Ejército y la policía libanesa colaboran, Hezbolá dejó claro que sólo ellos controlan la organización, rechazó como válidas las acreditaciones del Gobierno libanés y emitió las suyas propias.

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El primer ministro israelí, Ehud Olmert, se mostró esquivo sobre un eventual ataque contra Nasralá -en la clandestinidad desde hace meses- durante la manifestación: "No hay razón para comunicar a Nasralá a través de los medios cómo actuaremos. No le avisaremos de antemano". Olmert afirmó que Hezbolá celebra este acto sabedor de que perdió la guerra. Sea como fuere, la presencia de miles de cascos azules en la zona fronteriza con Israel supondrá, al menos durante un tiempo, un obstáculo para las actividades militares de la guerrilla en su bastión del sur.

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