La domesticación del río Ripoll
Sabadell
El 25 de septiembre de 1962, un río insignificante, el Ripoll, creció, subió entre cuatro y seis metros, y se lo llevó todo por delante. Aquel trágico día, en el Vallès perdieron la vida un millar de personas. Fue una lluvia breve, pero muy intensa. Cayeron 225 litros de agua en un río sin encauzar, con puentes estrechos en cuyos ojos se iban acumulando árboles, piedras, amasijos de hierro y coches. Sucedió durante la noche y desaparecieron barrios enteros, construidos a orillas del río y a toda prisa para acoger las oleadas migratorias de las décadas de 1940 y 1950. Fue el caso del Escardívol, en Rubí, y de las Arenes, en Terrassa, que se convirtieron en inmensos desiertos de fango. En la Rambla de Terrassa volaron las puertas de la estación de tren y un bar desapareció. Hubo unas pérdidas de 2.600 millones de pesetas. Según los cálculos, 4.455 personas perdieron su casa.
Después de la tragedia se encauzó el río. La Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental construyó defensas de hormigón de 3,5 metros de altura, se excavó y se llenaron de tierra partes del río para suavizar las pendientes. Se amplió el lecho para que pudiera admitir un caudal de 1.350 metros cúbicos por segundo. Pero las inversiones para convertir el Ripoll en lugar de paseo no llegaron hasta los noventa.
Entre 1999 y 2006, el Ayuntamiento de Sabadell, con la ayuda de la UE y la Agencia Catalana del Agua ha invertido 30 millones de euros en el río Ripoll. La construcción de una nueva estación depuradora costó 12 millones de euros. El resto se ha invertido en mejorar la calidad del agua, en nuevas medidas protectoras y en la recuperación de caminos y del entorno paisajístico. Según el concejal de medio ambiente del consistorio, Isaac Álvarez, "las nuevas medidas protectoras garantizan la protección de las propiedades del entorno del río Ripoll a 500 años vista".
Los muros de hormigón han sido sustituidos por estructuras metálicas, que garantizan que el río no se desborde, pero son más respetuosas con el entorno natural. Asimismo se han creado sistemas de reutilización del agua y existen puntos de control a lo largo de todo el río para detectar cualquier tipo de anormalidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.