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Reportaje:

La reconstrucción de Natascha

La austriaca que pasó ocho años secuestrada se recupera en un hospital apoyada por una docena de profesionales, que la protegen, enseñan y asesoran

Natascha Kampusch, después de ocho años y medio de secuestro, fue entrenada para comparecer ante las cámaras de televisión. Sus declaraciones han sido una mezcla de espontaneidad propia y de cautela recomendada por un equipo de expertos. Una docena de profesionales está constantemente a su disposición. Las instituciones de Viena, un país con una sólida red de seguridad social, han reconocido desde el primer momento que éste era un caso sin precedentes que requería un tratamiento muy especial. Kampusch, de 18 años, está viviendo en un departamento del hospital vienés AKH, rodeada de otros jóvenes que padecen diferentes traumas, desde anorexia hasta intento de suicidio. Con ellos hace terapias en grupo, además de las individuales.

"Natascha necesitará varios años para superar el trauma", según su psiquiatra
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Entre los profesionales que la cuidan se destacan el doctor Max Friedrich, director de la clínica para neuropsiquiatría infantil y juvenil; el psiquiatra Ernst Berger, con quien ella salió un día de incógnito a comer un helado, y Monika Pinterits, asistenta social de la organización de ayuda para víctimas Anillo Blanco.

Pinterits asistió a la víctima desde el primer momento. "No nos faltaba experiencia, pero nos tomó desprevenidos la enorme presión de los medios de comunicación", explicó a la agencia de noticias APA. Lo más urgente fue proteger a la joven del acoso mediático. Entonces se incorporó al equipo Dietmar Ecker, asesor en medios de comunicación, quien trabajó de voluntario, sin remuneración. Para defender los intereses económicos de Kampusch entró también en juego la reconocida oficina de abogados dirigida por Gabriel Lansky, el cual, según fuentes cercanas, sí exige pago para su labor. Económicamente, Natascha Kampusch ya tiene la vida asegurada.

La televisión pública ORF ha recaudado para ella más de un millón de euros mediante la venta de su entrevista. La cifra sigue en aumento.

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En un debate en televisión, el abogado Lansky dijo que Kampusch le pidió que reclamara para ella la propiedad de la casa donde pasó toda su adolescencia recluida en poder de su raptor, pero otorgándole a la madre de éste el derecho de por vida a utilizarla.

La joven dijo en la televisión que le "preocupa terriblemente" la madre de Wolfgang Priklopil, porque no sólo ha perdido a su hijo, sino que se le ha derrumbado la imagen que tenía de él, "siempre atento y correcto".

Natascha se ganó al público. Se convirtió en estrella. Según las encuestas, una enorme mayoría de austriacos siente simpatía por Kampusch y la admira por su inteligencia. El 93% de los telespectadores aplaudió la entrevista, que batió récords de audiencia.

El asesor de prensa Ecker ha dado su misión por cumplida. Por lo menos de momento, el acoso mediático ha cesado. Ahora "necesita paz y protección", explicó el psiquiatra Friedrich. "Kampusch ha logrado poner las bases para su futuro, podrá elegir si quiere disfrutar de su vida privada o convertirse en personaje público, pero necesitará varios años para superar el trauma", añade.

Según la asistente social, Pinterits, "Natascha se ha protegido con una gruesa coraza y se muestra como una joven fuerte que tiene todo bajo control. Pero deberá liberarse de esa coraza poco a poco y aceptar sus propios lados frágiles y susceptibles". A la opinión pública no se le ha comunicado cuánto tiempo permanecerá en la clínica. El plan es ayudarla para que en unas semanas pueda empezar a vivir sola en un apartamento, al principio acompañada por profesionales en su vida cotidiana.

Un enigma sigue siendo la relación con sus padres, Ludwig Koch y Brigitta Sirny (Kampusch es su apellido de soltera). Ambos viven divorciados desde antes del secuestro. En la entrevista, Natascha Kampusch no mencionó a su padre. De su madre dijo que la está viendo con frecuencia, que quiere hacer un viaje en crucero con ella y que, sin duda, un día tendrá una habitación en su casa, "pero no es necesario que vivamos juntas".

Mientras, en el pueblo donde estuvo secuestrada, nadie se extraña de que alguien pudiera construir un calabozo subterráneo en una casa, secuestrar a una niña de 10 años y convivir con ella ocho años y medio sin que nadie se enterara.

"¿La casa donde estuvo recluida Natascha Kampusch? Está al final de esta calle, muy cerca del bosque donde la policía ya había estado buscando los restos de la niña cuando desapareció en 1998", indica una joven que está limpiando su coche delante de su casa en Strasshof. En esta localidad, situada a 25 kilómetros al norte de Viena, no hay necesidad de estar en contacto con los vecinos. Menos aún con los que no muestran ningún interés, como era el caso del técnico electrónico Wolfgang Priklopil, al que nadie aquí llegó a conocer.

A poco más de dos semanas de la huida de la joven austriaca del zulo donde estuvo secuestrada y del suicidio de su secuestrador, que fue enterrado el pasado viernes, la policía continúa buscando pruebas del caso que ha conmocionadodo a la opinión pública mundial. Los investigadores no descartan que pudiera haber algún cómplice. "¿Cómplice? No sé. Pero creo que no había", dijo Natascha Kampusch en la entrevista que protagonizó el pasado miércoles en la ORF. No obstante, a pesar de su sorprendente elocuencia, nadie puede saber si todo lo que ha dicho es opinión suya.

De su cárcel-vivienda, Natascha intentó huir más de una vez. "Un día salí corriendo por la puerta del jardín", recordó en el diario Kronenzeitung, que publica en cinco capítulos una entrevista exclusiva. Pero no escapó porque sintió un mareo y regresó enseguida, sin que nadie lo notara. "Yo padecía de miedo a la huida", dijo la joven, "como esa gente que no consigue salir de la casa aunque todo está abierto". No logró liberarse hasta el pasado 23 de agosto, cuando aprovechó un descuido de su raptor y salió corriendo, saltando las vallas de los jardines hasta encontrar a una vecina. Kampusch dijo que la mujer tardó en reaccionar, irritada por aquella joven desesperada capaz de estropearle el jardín.

Una mujer sigue la entrevista de Natascha Kampusch en la cadena de televisión pública austriaca ORF.
Una mujer sigue la entrevista de Natascha Kampusch en la cadena de televisión pública austriaca ORF.EFE

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