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Terapia contra la 'domesticación'

"Dar la cara a la sociedad con esta naturalidad es un signo muy positivo para su recuperación. Más que una presentación pública fue una representación", asegura Francisco Alonso Fernández, director del Instituto de Psiquiatras de Lengua Española. Kampusch padece el síndrome de Estocolmo, en el que el secuestrado se identifica y justifica a su secuestrador, según Alonso. "Puede ser un mecanismo de adaptación psicológica a su nueva realidad para que el sufrimiento sea menor", dice Fernando Muñoz, psicólogo de Intervención Psicológica Especializada (IPSE), empresa que atiende a víctimas de situaciones extremas.

"Estuvo secuestrada toda su adolescencia, en los años en los que se termina de formar la personalidad", explica Patricia Acinas, consultora de IPSE. "No hay precedentes así en la literatura científica, por lo que habrá que esperar a ver cómo se adapta a su nueva realidad", añade Muñoz. "Durante ocho años estuvo bajo el control de un pederasta, con problemas para relacionarse con mujeres adultas, que la moldeó para asemejarse a la mujer que él deseaba", apunta Alonso. A medio y largo plazo el secuestro deja secuelas. La vida en el zulo podría producirle claustrofobia o agorafobia. "La terapia se enfocará a que Natasha se libere de la domesticación que le impuso Priklopil hasta encontrar su yo auténtico", dice Alonso.

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