Los precedentes similares de Boadella y Leo Bassi
El de Rubianes es el último caso de una serie de polémicas en torno a artistas teatrales entre los que se cuentan el payaso Leo Bassi, el director de Els Joglars Albert Boadella o el cuñado de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre Iñigo Ramírez de Haro, autor de la elocuente obra Me cago en Dios, representada con bronca en 2004 en el Círculo de Bellas Artes y repudiada por la propia Aguirre por blasfema. Unas polémicas que seguramente no quedan lejos de las que han tenido como protagonistas a artistas de otros ámitos, como Sean Connery -censurado por sus declaraciones machistas- o Günter Grass -criticado por silenciar su pasado en las Waffen SS-.
El teatro Alfil suspendió en marzo una función de la obra de Bassi La revelación tras desactivarse una bomba casera junto al camerino del cómico. El espectáculo, una virulenta sátira contra la religión católica había recibido amenazas, algunas de muerte, y se había granjeado el odio de la extrema derecha, que llegó a acusar al montaje de profanación. Cientos de personas se manifestaron a favor de Bassi, pero el Ayuntamiento de Toledo retiró su apoyo económico al festival de la localidad que programó La revelación.
El caso de Boadella es particularmente significativo porque si Rubianes se enfrenta a las iras de elementos del nacionalismo español, el director de Els Joglars se ha convertido en la bestia negra de un sector del nacionalismo catalán. "Desconozco los pormenores del caso de Rubianes", dijo anoche a este diario Boadella, "pero situaciones similares las he vivido yo aquí, en Cataluña, y las sigo viviendo. Considérese por ejemplo el silencio del Teatro Nacional de Cataluña sobre nosotros. Eso no es democrático". Boadella recalcó que ha de desvincularse "lo que hace y dice un artista de lo que es su obra", y afirmó que en Cataluña se boicotea su teatro por "mi actitud cívica personal". Boadella reflexionó que si Rubianes "no sabía las consecuencias a que le llevaría su boutade es que es ingenuo". Porque "yo cuando digo que me gustan más los toros que Cataluña sé lo que va a pasar".
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