La estrategia de Kirchner pone a la oposición radical al borde de la escisión
El partido Unión Cívica Radical vive un dramático debate para decidir su futuro
Desde ayer, los dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR), el histórico partido argentino de centro-izquierda fundado en 1891 por Leandro Alem, se hallan enzarzados en la ciudad de Rosario (a 300 kilómetros de Buenos Aires) en un dramático debate que va a decidir el futuro inmediato del partido, en la práctica al borde de la escisión, con la mirada puesta en las elecciones presidenciales de octubre-noviembre de 2007. Una crisis que, a las puertas de los comicios, puede ser aprovechada por el presidente Néstor Kirchner, del rival Partido Justicialista (PJ).
Aunque las divisiones y defecciones son algo recurrente en la historia de la UCR -de hecho, la última vez que estuvo realmente cohesionado fue bajo la presidencia de Raúl Alfonsín (1983-1989)-, la crisis actual tiene la particularidad de estallar prácticamente con las presidenciales en puertas y ser fruto de la estrategia del presidente Kirchner, quien en su proyecto de recabar apoyos fuera del peronismo -lo que aquí se denomina la "transversalidad"-, ha logrado el respaldo público y expreso de importantes cargos de la UCR. Hasta el punto de que ha quedado acuñada una expresión que, en teoría, debería ser contradictoria: "radical-kirchnerista".
De los seis gobernadores que tiene la UCR en Argentina, cinco se han pasado a las filas del radical-kirchnerismo y han decidido no acudir a la convención nacional del partido, lo mismo que 187 alcaldes, cinco diputados y un senador. En total, suman el 30% de los compromisarios que han optado por dejar sus sillas vacías alegando que el documento final ya había sido elaborado por el bloque mayoritario, comandado por el ex presidente Raúl Alfonsín, al que acusan de no permitir el debate interno en la formación. "Es inadmisible acudir a la convención con el resultado ya puesto, anunciado por las autoridades del partido en una rueda de prensa y con un documento ya redactado", subrayó Miguel Saiz, el gobernador radical de Río Negro.
En el sector oficial, partidario de ejercer la oposición contra el Gobierno peronista, se considera que la espantada de los kirchneristas puede obedecer a presiones directas por parte del presidente argentino y su entorno. "Algo se rompió en las últimas horas; el mito de la libertad de acción. Hay conductas que están claramente direccionadas", destacó Ernesto Sanz, jefe del radicalismo en el Senado. Sanz advirtió que quienes no acepten el rumbo que defina el congreso de la UCR "van a quedar automáticamente fuera".
Desde la desastrosa presidencia de Fernando de la Rúa (1999-2001), que culminó con la catástrofe económica e institucional de la que el país apenas acaba de restablecerse, el radicalismo ha estado buscando un líder y tratando de recuperar el crédito ante el electorado. Pero no ha podido aprovechar la débil posición con la que Kirchner accedió en 2003, con apenas un 22% de votos en las presidenciales y con importantes rivales internos en el interior del peronismo. En este tiempo, el presidente argentino ha logrado desembarazarse de sus rivales internos y ganar altas cotas de popularidad gracias a una buena gestión económica. Kirchner quiere presentarse (o presentar un candidato con su apoyo) en 2007 y lograr una arrasadora victoria en las urnas, para lo cual ha tocado a destacados políticos de la UCR que ya en las legislativas del pasado octubre le dieron su apoyo. La oposición denuncia que Kirchner ha conseguido el apoyo de casi todos los gobernadores radicales gracias al arbitrario manejo de los fondos que el Estado central suministra a las provincias.
Pero la ofensiva del exterior no explica toda la crisis radical. El único partido, junto al peronismo, con implantación en todo el país no acaba de encontrar un líder, y mucho menos una línea definida ante un presidente que desde hace tres años gana cada día reflejos en la política interna.
Prueba de ello es que el veterano Alfonsín, de 79 años, cuyo mandato es recordado en Argentina por varias intentonas golpistas y una hiperinflación, ha vuelto a manejar los hilos del partido. Incluso un sector de la UCR -en el que está el propio Alfonsín- se ha propuesto lanzar como candidato radical a alguien ajeno a su formación política: el prestigioso ex ministro de Economía Roberto Lavagna. Sin embargo, Lavagnaapareció ayer en la prensa rodeado de algunos militantes justicialistas -eso sí, contrarios a Kirchner- entonando la marcha peronista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.