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Reportaje:

Resaca y limpieza de barbacoas

La celebración del Trofeo Carranza dejó 140 toneladas de basuras

Desde las seis de la mañana de ayer, una patrulla de 195 operarios de limpieza, ayudados por diez camiones, se afanaba por dejar las playas de Cádiz como si en ellas no se hubiera celebrado ninguna fiesta. Como si las más de 160.000 personas que en la noche del sábado se congregaron para festejar con barbacoas y cenas a la orilla del mar la victoria del equipo local en el Trofeo Carranza no hubieran pasado por allí.

A las dos de la tarde, según el Ayuntamiento, la playa quedaba libre de residuos y le tocaba el turno al segundo retén de limpieza, un grupo de 30 personas dedicadas a peinar la arena en busca de pequeños cristales, restos de plástico y trozos de carbón. El delegado de Comunicación y coordinador del plan para las barbacoas, Ignacio Romaní, aplaudió la rapidez de estos trabajos, que este año han concluido con dos horas de adelanto respecto a la última edición de la fiesta.

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Según Romaní, el rápido desalojo de la playa por parte de los cuerpos de seguridad, la prohibición de la Demarcación de Costas de parcelar la playa con vallas y cintas, "y la actitud de los gaditanos, que han estado al nivel de las expectativas y han concentrado las basuras en bolsas para facilitar su recogida", han sido las causas de esta "rápida" vuelta a la normalidad de la costa.

Sin embargo, los bañistas más madrugadores tuvieron ayer que convivir durante unas horas con bolsas de basura desperdigadas, mesas de playa rotas, y botellas vacías que esperaban a ser recogidas. Una imagen, la de los usuarios de la playa instalados entre los restos de la fiesta, que los ciudadanos menos osados contemplaban desde el Paseo Marítimo.

Son gaditanos y turistas que se han propuesto no volver a bañarse a menos de un kilómetro del epicentro de las barbacoas, y que por unos días huyen a las poblaciones cercanas a disfrutar del mar. Otros se muestran menos escrupulosos -o menos precavidos-, como Manuel García, un extremeño de vacaciones en Cádiz que bajó a la playa de la Victoria a las 11.30, cinco horas después de su desalojo: "Aún se ven restos, pero comparado con como se veía ayer noche, no está tan mal".

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El dispositivo especial ya ha concluido, pero los efectos de las barbacoas del Carranza no se borrarán hasta pasadas unas semanas. Las 140 toneladas de basura recogidas, un 15% menos que en 2005, representan sólo la parte más visible. En la arena aún quedan restos de carbón que, como explicó el coordinador del plan, "se tendrán que recoger con palas y trillando la arena". Además, en el agua permanecen residuos y orines que, según los colectivos ecologistas, merman su salubridad y tardan semanas en desaparecer.

Consecuencias que no pueden evitarse por más que crezca el número de operarios o aumente la seguridad. Para combatirlas, la Demarcación de Costas ha anunciado que se reunirá con administraciones y colectivos ciudadanos para plantear mejoras con vistas a las futuras ediciones, y responder así a las quejas de ciudadanos que exigen su derecho a un disfrute pleno de la playa.

"Sería deseable, al menos, que las barbacoas se concentraran en la zona de la Victoria, la que verdaderamente está vinculada al Trofeo Carranza. Habrá que buscar fórmulas para que la fiesta no suponga un perjuicio al entorno natural", adelantó Federico Fernández, jefe de la Demarcación de Costas de Andalucía Atlántico. La fórmula para este año, sin embargo, no variará: mirar a la arena antes de pisar.

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