Disfrazados de soldados libaneses en plena Bekaa
Amparados en las sombras de la noche, los helicópteros israelíes sobrevolaron el valle de la Bekaa, bastión del Partido de Dios, en el este de Líbano, hasta acercarse a su objetivo, que supuestamente se encontraba en Bodai, una aldea situada a unos 20 kilómetros de Baalbek. En el interior de los helicópteros, que se posaron en un maizal, viajaban, disfrazados de soldados libaneses y a bordo de vehículos blindados Humvee pintados como los del Ejército libanés, comandos de élite del Ejército israelí. Los Humvee se dirigieron a un moderno complejo amurallado que destaca sobre todas las casas de la aldea. El edificio, mandado construir por Hezbolá, alberga una escuela, una mezquita y diversas salas de reuniones.
Los comandos hablaron en árabe y se identificaron ante el guardián como "soldados libaneses", pero la inusual hora de la visita -las 3.40 (una hora menos en la España peninsular)- y el peculiar acento árabe de los visitantes, levantaron las sospechas del guardián, que de inmediato dio la alarma.
Los testigos de los hechos aseguran que se entabló un fuerte tiroteo. Después de casi dos horas de batalla campal, los soldados israelíes se vieron obligados a retirarse, apoyados por los misiles de los bombardeos de F-16 y del fuego de los helicópteros Apache y los aviones no tripulados que les cubrieron el camino de vuelta.
La operación, en la que fue bombardeado un puente, se debió aparentemente a la presencia del jeque Mohamed Yazbek, alto dirigente de Hezbolá, en una aldea cercana. Yazbek asistía a los funerales de algunos de los militantes chiíes muertos en la guerra contra Israel. Esto debió hacer pensar a los servicios secretos que el jeque se ocultaba en el complejo de Bodai.
Cuando los helicópteros levantaron el vuelo con los comandos israelíes, los vecinos que se aproximaron al maizal vieron que había rastros de sangre entre las mazorcas. El Ejército israelí ha reconocido que un oficial murió y otros dos militares resultaron heridos, uno de ellos de gravedad.
Hezbolá no dio detalles de sus bajas, pero los testigos indicaron que tres milicianos chiíes fallecieron en el tiroteo. La ley del silencio protege a Hezbolá. Nadie hizo el menor comentario sobre el jeque Yazbek.
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