_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sida, hora de cumplir

La XVI Conferencia Internacional sobre el Sida que acabó ayer en Toronto debe marcar un cambio en la manera de afrontar esta pandemia, que en 25 años se ha cobrado la vida de 25 millones de personas e infectado a otros 40 millones. Aunque todavía no existen una cura definitiva ni una vacuna, los científicos han proporcionado ya armas contratadas para frenar el avance del virus: existen tratamientos capaces de frenar la progresión de la enfermedad, se conocen los medios para evitar la transmisión de madre a hijo y las medidas de prevención, empezando por el uso del preservativo, están contrastadas. Además, se han anunciado nuevos fármacos y sistemas para evitar infecciones, como los microbicidas. Incluso el dinero podría dejar de ser un problema acuciante si cunde el ejemplo de Bill y Melinda Gates, con sus aportaciones al Fondo de la ONU contra la enfermedad (500 millones de dólares) o a otros programas como los microbicidas y la búsqueda de una vacuna (casi otros 500 millones entre los dos).

Pero este escenario aparentemente optimista tiene sombras importantes: la primera, que no sirve de nada disponer de terapias si no se les hace llegar a quienes lo necesitan (sólo un 24% de los más de 6.000 afectados reciben medicación y menos del 10% de las embarazadas que tienen el virus son tratadas para evitar que lo transmitan a su hijo). La segunda, que muchos de los mecanismos ya existentes, y los que vendrán, tienen que ponerse en manos de las mujeres. Ellas, que son ya casi el 50% de los nuevos casos (el 60% en África), deben poder disponer de su salud. La tarea, en un mundo donde, sea cual sea la cultura dominante, el varón ejerce la primacía en todos los aspectos, implica un profundo cambio de los comportamientos que no se logrará a corto plazo. Otro gran reto, ligado con el anterior, es que muchos países deben dejar de buscar excusas y comprometerse con esta lucha, empezando por dar educación sexual en las escuelas. Por último, que existen grandes grupos, precisamente los más vulnerables (emigrantes, homosexuales y usuarios de drogas inyectadas), que están fuera del sistema, cuando no directamente perseguidos, lo que les impide beneficiarse de los avances médicos.

Por parte española, la presencia en la cumbre de la ministra de Sanidad no debe hacernos olvidar que desde mayo está vacante la Secretaría del Plan Nacional contra el Sida, que unos 150.000 ciudadanos viven con el VIH (el virus que causa la enfermedad), ni que sufren todavía la discriminación y el estigma, como un estudio reciente ha puesto de manifiesto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_