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Reportaje:

Seis minutos para hacer cábalas

Las imágenes de Fidel Castro convaleciente han causado una profunda impresión en el subconsciente colectivo de los cubanos

La capital de Cuba vive estos días uno de esos ambientes tranquilos y expectantes de las mejores novelas de Graham Greene. La enfermedad de Fidel Castro está ahí, muy presente, pero a la vez es como si quedara un tanto lejos, distante. Preocupados por resolver las urgencias de lo cotidiano, los cubanos siguen su vida normal y la mayoría no se manifiesta sobre el asunto, aunque la turbación va por dentro y es difícil de evaluar. Como en Nuestro hombre en La Habana, la humedad inclemente del trópico empapa el cerebro y los cuerpos, y ni los ventiladores de techo son útiles ahora a la gente para espantar el calor y sus fantasmas.

En el subconsciente colectivo de la isla, las imágenes del anciano comandante convaleciente en una cama, emitidas el lunes pasado por la televisión cubana, han causado profunda impresión. Por primera vez Fidel Castro aparece ante sus compatriotas como cualquier ser mortal, despojado de su fuerza y energía legendaria y muy debilitado tras una operación quirúrgica de la que se conocen pocos o ningún detalle.

Algunos creen que el vídeo trata de preparar a la gente para una Cuba sin Castro
Para los 'fidelistas', la filmación envía un mensaje positivo, que su líder está vivo

Para los fidelistas, no pocos, que imaginaban a Castro mucho peor, quizás entubado o con sondas por todos lados, la filmación, aunque cruda, envía un mensaje positivo: el Comandante está vivo y, como cualquier hombre de 80 años, se recupera despacio.

Otros en la calle dicen haberlo visto "muy malito", sin más comentarios, y los hay incluso que aseguran que, después del vídeo, es claro que Fidel "no regresará". El objetivo al difundirlo, afirman, no es otro que preparar a la gente para una nueva etapa en Cuba sin él, aunque el Comandante siga estando.

La filmación, de poco más de seis minutos, resume las tres horas de "fraternal encuentro" de Fidel Castro con el presidente venezolano, Hugo Chávez, y su hermano Raúl, además de otros familiares y amigos, el pasado 13 de agosto, día de su 80 cumpleaños. Castro aparece postrado y, aunque bromea y participa de la conversación, su imagen es la de un hombre en horas bajas, muy bajas. Chávez le coge la mano tiernamente en varias ocasiones, y también este detalle ha chocado, pues va contra la mitología del Comandante invencible y victorioso construida durante estos 47 años.

En la calle la gente no se manifiesta inquieta, ni habla del asunto, al menos no con cualquiera, aunque puede percibirse una tensión subterránea general, a la vez intuitiva e íntima y de toda la sociedad. Ésta última se comprueba, por ejemplo, en la existencia de una invisible movilización general. Desde el 31 de julio, cuando Fidel Castro delegó poderes en su hermano Raúl, las autoridades activaron todos los mecanismos de seguridad nacional y decenas de miles de personas y reservistas fueron llamados, pero el alistamiento y la alerta, que continua, no altera la vida del país ni se traduce en nada anormal. Simplemente está ahí, igual que la calma chicha, y eso también contribuye a cargar la atmósfera como el calor que no deja respirar y los preparativos de la ciudad para la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, que se celebrará en La Habana entre el 11 y el 16 de septiembre, seguramente sin Fidel.

"Es una sensación como de que nada pasa pero que muchas cosas, y muy importantes, están pasando", dice un académico, que considera el vídeo del cumpleaños de Fidel como un hecho cargado de símbolos y mensajes. "En estos momentos, el viaje de Chávez a Cuba y su presencia junto a Fidel y a Raúl es una señal de que la alianza entre ambos países se va a mantener pase lo que pase, y esto es una seguridad", afirma este profesor. Opina que tanto "dentro como fuera de Cuba, hay gente que piensa que las relaciones entre Chávez y la revolución podrían variar cuando desaparezca Fidel, y que eso podría ser desastroso. Ahora ya no hay ese temor".

En medios diplomáticos, estos días se hacen toda suerte de cábalas. Sobre el estado real de la salud de Castro. Sobre la capacidad de Raúl para conducir el país y convocar a los cubanos. Sobre qué peso tendrá Venezuela en la evolución de los acontecimientos, y también qué papel jugará Estados Unidos. Las inquietudes e interrogantes de la gente en la calle no son de tan alta política, sino más terrenales; tienen que ver con cómo puede mejorar su vida y si va a cambiar la realidad a corto plazo.

Un hombre lee en La Habana el <i>Granma,</i> el periódico oficial del Partido Comunista, con fotografías del encuentro entre Fidel Castro y Hugo Chávez.
Un hombre lee en La Habana el Granma, el periódico oficial del Partido Comunista, con fotografías del encuentro entre Fidel Castro y Hugo Chávez.REUTERS

El comandante sigue siendo el comandante

A pesar de su propia proclama del 31 de julio, en la que cedió sus poderes y cargos a Raúl Castro, incluido el de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fidel, aún convaleciente, sigue ejerciendo en Cuba de único comandante. Se vio bien clarito ayer en el diario oficial Granma, al publicar la noticia de la muerte de Eddy Martin, un famoso comentarista deportivo cubano. "Sendas ofrendas florales del comandante en jefe Fidel castro y el general de Ejército Raúl Castro están presentes en las exequias del destacado periodista", informó el diario comunista.

El rotativo también informó de una muestra fotográfica con imágenes de Castro de diversas épocas en la Fototeca de Cuba. Las palabras fueron del escritor Miguel Barnet, quien calificó al mandatario de "cubano tan universal que ya va viviendo a galope su leyenda". "Para algunos es un monstruo sagrado de la política internacional. Para nosotros, sencillamente Fidel, esa conciencia que nos acompaña", dijo Barnet, que animó a "la nueva hornada de artistas de la fotografía" a tener "preparado el lente, que todavía quedan muchas imágenes que tomar de nuestro comandante en jefe".

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