Un litoral cada vez más artificial
Puertos deportivos y urbanizaciones son barreras que obligan a regenerar artificialmente las playas catalanas
Las playas catalanas, como las del resto del Mediterráneo, están en regresión. Diques, espigones, muelles, paseos marítimos y bloques de pisos situados en primera línea tienen un negativo efecto en las costas. Las playas situadas a levante de las barreras artificiales pierden arena, mientras que las de poniente la acumulan por doquier. Es un fenómeno que crea una nueva necesidad: la de regenerar artificialmente las playas. Sacar arena del fondo del mar o de las playas de poniente para ponerla adonde no llega por el efecto de las propias olas.
También contribuyen a este fenómeno las obras hidráulicas en ríos y rieras, como pantanos o canalizaciones, unos proyectos que frenan el transporte de sedimentos. Además, con los paseos marítimos o las edificaciones las playas pierden un elemento fundamental: las dunas, con lo que desaparece una barrera natural contra el embate de las olas. El efecto es perverso, pues la regresión es continua.
El Ministerio de Medio Ambiente aportará 2 millones de m³ de arena en Cataluña
Las administraciones aseguran que se han puesto las pilas. El Ministerio de Medio Ambiente ha anunciado la construcción de un conjunto de diques y espigones frente a las playas de Barcelona para evitar que pierdan arena tras cada temporal. Además, quieren aportar durante los próximos años dos millones de metros cúbicos de arena para regenerar las playas catalanas que así lo requieran. Las playas catalanas no se habían regenerado artificialmente durante los últimos años, coincidiendo con los mandatos del PP en el Gobierno central.
Por su parte, la Generalitat ha regenerado esta primavera playas situadas en las inmediaciones de los puertos deportivos de Torredembarra, Vilanova i la Geltrú, Sitges, El Masnou, Arenys de Mar, Premià de Mar y Mataró.
Estas actuaciones han permitido acabar con la triste imagen que ofrecían algunas playas del Maresme durante el pasado verano, sobre todo las de Cabrera, Premià y Vilassar, aunque sigue la regresión en otras zonas. Es el caso de la playa del Miracle de Tarragona, la más cercana al núcleo urbano y quizá la más concurrida. Lo mismo ocurre en La Pineda (Tarragonès), totalmente afectada por las obras de ampliación del puerto de Tarragona. En La Pineda, la Autoridad Portuaria de Tarragona deberá aportar 100.000 metros cúbicos de arena anuales durante 20 años para contrarrestar el impacto que supone su ampliación. "La pretensión es que si los daños los causa el puerto, que lo compense", explica el jefe territorial de Costas en Tarragona, Jordi Galofré.
Los ecologistas consideran que las soluciones a la pérdida de arena de las playas van más allá de la regeneración artificial. Por ello, piden a la Administración medidas proteccionistas que blinden el 48% del litoral catalán que aún permanece más o menos virgen. "Seguimos construyendo urbanizaciones y nuevos puertos, y luego nos gastamos un dineral en poner arena donde no hay", expresa Lluís Toldrà, de la Asociación para la Defensa y el Estudio de la Naturaleza (ADENC). Además, desaprueba que quien sufrague los costes de la regeneración de las playas sea la Administración -lo que es lo mismo, todos los contribuyentes- y no los responsables de la pérdida de arena, muy especialmente los puertos deportivos, los usuarios de los cuales representan a una pequeña parte de la población.
Los ecologistas lamentan que el Departamento de Política Territorial de la Generalitat haya suspendido la moratoria que en los últimos tiempos ha frenado la construcción de nuevos puertos deportivos. El plan de puertos de la Generalitat prevé la creación de 6.000 nuevas plazas de amarre en los puertos deportivos catalanes, la reapertura del de Sant Jordi d'Alfama (en L'Ametlla de Mar) y la construcción de otro puerto en Roda de Barà. En este último municipio, ya se da por hecho que el puerto comportará serias consecuencias sobre la playa.
La Generalitat también ha puesto sobre la mesa dos planes directores para los municipios costeros. El propósito: proteger más de 24.000 hectáreas situadas a menos de 500 metros de la línea del mar. En una parte de esta superficie se prohibirá edificar, y en otra, las nuevas construcciones estarán permitidas, aunque con limitaciones. El propósito de estos planes, asegura la Generalitat, es evitar que en pocos años la costa catalana sea una línea continua de edificación urbana.
A estos planes hay que añadir el Plan Territorial del Empordà, que considera que se han agotado, o casi, los terrenos para crecer en los municipios de Portbou, Colera, Llançà, Cadaqués, Roses, L'Escala, L'Estartit y Platja d'Aro. Los sectores proteccionistas del Empordà celebran este plan, aunque lamentan que esté cargado de excepciones que, en la práctica, podrían dejar su espíritu en papel mojado. Entre las urbanizaciones en marcha que más preocupan a los ecologistas, destaca una zona entre Castelló d'Empúries y Empuriabrava, donde se proponen 4.100 nuevas viviendas en una ampliación de los canales y un lago salado.
Han colaborado en esta información: Oriol Aymí, Gerard Bagué y David Casals.
Días contados
La playa de Els Muntanyans, en Salou (Tarragonès), tiene los días contados: está afectada por un proyecto urbanístico que ha puesto en pie de guerra a los ecologistas. Es la única playa virgen -con humedales, dunas y flora autóctona mediterránea- que queda en las costas de Tarragona, y para salvarla el Ministerio de Medio Ambiente estudia adquirir la mitad de estos terrenos para preservarlos.
Otras zonas vírgenes del litoral catalán no corren, de momento, la misma suerte que Els Muntanyans, ya que se hallan dentro de una área de protección medioambiental. Los ejemplos más claros son el delta del Ebro, y el cabo de Creus: ambas zonas, declaradas parques naturales, suman más de 150 kilómetros de costa.
Otras zonas con protección son el macizo del Montgrí, las islas Medas, los humedales del Empordà, Cadiretes, el macizo del Garraf, la punta de La Móra en Tarragona y la punta del Àliga, en L'Atmetlla de Mar. El grupo ecologista ADENC echa en falta en esta lista parte del delta del Llobregat. Denuncía que únicamente están protegidos los estanques de El Remolar y La Ricarda, pero no así parte de la línea de costa situada frente al aeropuerto de El Prat.
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