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Relevo en Cuba

Discrepancias políticas entre dos generaciones

Dentro del exilio cubano hay quienes no quieren limitarse a mirar de lejos lo que pueda ocurrir en la isla próximamente y ya están preparándose para soltar el ancla en sus costas, aunque no sea con intenciones de atracar permanentemente allí.

Esta semana Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, presentaba con orgullo ante un pequeño grupo de periodistas el barco Derechos Humanos, escondido en un canal en una lujosa finca de Miami. Con él y una flotilla de barcos pesqueros ha zarpado varias veces rumbo a aguas territoriales cubanas, desafiando incluso al Gobierno estadounidense, que lo considera un delito, y frente a sus costas ha lanzado flores y fuegos artificiales en señal de apoyo a la disidencia.

"Somos un movimiento de desobediencia civil, sin aspiraciones políticas, que lucha por entablar un diálogo no violento. Tampoco aceptamos la injerencia de Estados Unidos en los asuntos de Cuba. Y ahora lo que hace falta es demostrarle a la disidencia que estamos con ellos".

Su camaleónica biografía puede servir de ejemplo de la suavización de las posiciones del exilio cubano. Tras salir de Cuba en 1967, a los 15 años se hizo paramilitar. Perteneció a los extremistas del grupo Alpha 66, e incluso llegó a pasar por la cárcel por no querer denunciar los detalles de un fracasado atentado anticastrista cometido por esa organización. "Allí entendí que para poder curar nuestras heridas es necesario que el medio que utilicemos sea tan noble como el propio objetivo de la libertad. Por eso empecé a hablar de la lucha no violenta" dice a sus 50 años, tras citar a Gandhi y mientras prepara un barco con el que partirá "pronto" hacia las costas de su país de origen.

Otro exilio

Sánchez organizó el sábado una vigilia por los presos políticos cubanos en el café-restaurante Versailles, el legendario local de la Calle 8, en Miami, donde se da cita el ruidoso exilio cubano y al que asistieron apenas 100 personas.

Sin embargo, en la mayoría de actos que se han celebrado allí durante la última semana, la media de edad suele estar por encima de los 50 años, y aunque se ven algunas caras jóvenes, hay otro exilio, más reciente, que no se siente identificado con las principales organizaciones que reciben cobertura mediática.

Son jóvenes como Justo González, de 38 años, quien emigró hace cinco "por motivos económicos" y quien aspira a que la transición política en Cuba se haga desde dentro. "Los que están aquí llevan toda la vida pidiendo que se ataque la isla. No respetan la voluntad de muchos cubanos de allí, que apoyan a Fidel por conciencia, no por miedo". El exilio duro domina la prensa y por eso organizaciones más de izquierdas como la Alianza Martiana apenas tienen voz pública.

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