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Guerra en Oriente Próximo

Líbano y EE UU difieren sobre los términos de una solución pacífica

Ángeles Espinosa

La diplomacia sigue siendo un diálogo de sordos en Líbano. "Queremos cerrar para siempre la terrible violencia de estas tres últimas semanas", declaró ayer David Welch, enviado de Estados Unidos, tras entrevistarse con el primer ministro, Fuad Siniora. Pero la solución que Washington defiende difiere de lo que desea el Gobierno libanés, que ya eleva a 993 los muertos por la ofensiva israelí y alerta de la falta de electricidad en los hospitales.

Welch, secretario de Estado adjunto para Oriente Próximo, ha dicho que EE UU es partidario de un "cese de las hostilidades", seguido de la creación de una fuerza de la ONU que se despliegue con el Ejército libanés en el sur del país para permitir la retirada del Ejército israelí. Pero los libaneses no están de acuerdo con ese calendario.

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Lo que el plan de Siniora propone, con un respaldo bastante generalizado, es un alto el fuego, seguido de la retirada israelí y, sólo entonces, el despliegue del Ejército libanés ayudado por la actual Fuerza de Protección de Naciones Unidas para Líbano (FPNUL), que podría reforzarse posteriormente. El primer ministro sabe que Hezbolá nunca aceptará un cese de los combates con soldados israelíes en territorio libanés. E Israel quiere una fuerza internacional sobre el terreno antes de irse.

"Los desafíos a los que se enfrenta Líbano son mucho más importantes de lo que pensábamos", reconoció Welch. "Los que han perdido sus casas deben poder volver a tener un hogar lo antes posible. Hay que unir Líbano con el mundo exterior", añadió.

Falta de combustible

Sus buenos deseos sonaron a palabras huecas después de que el ministro de Sanidad, Mohamed Jalifa, alertara ayer de que los hospitales libaneses sólo tienen carburante para una semana. La reconstrucción de Líbano tras la guerra civil giró en torno al sector privado. El Estado hizo pocas inversiones y los hospitales, como muchas empresas e incluso barrios, han seguido dependiendo de generadores para completar un abastecimiento eléctrico irregular. Pero el bloqueo impuesto por Israel impide la llegada de combustible.

Israel reiteró ayer que había autorizado desde hacía tres días la llegada de dos petroleros, pero que sus capitanes "se mantienen en alta mar por temor a los tiros de Hezbolá". Los dos barcos transportan 50.000 toneladas de gasóleo para la central eléctrica de Badaui y 30.000 de fuel para la de Zuk. Mientras tanto, la compañía eléctrica nacional (EDL) está limitando las horas de servicio, lo que obliga a los hospitales a depender de sus generadores.

Respecto a la gasolina, aunque las informaciones son a veces contradictorias, no parece haber tanta penuria como problemas de distribución. Pocos camiones aceptan hacer las rutas y muchas estaciones de servicio han quedado desabastecidas. Las que quedan abiertas afrontan grandes colas y conductores frustrados porque sólo reciben 10 o 20 litros como máximo.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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