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Los incendios forestales rodean Santiago y obligan a cortar la autopista de Vigo

La Xunta denuncia la "actividad delictiva desaforada" tras arder 4.000 hectáreas en un día

Xosé Hermida

Al mediodía era una columna de humo que despertó la expectación de los turistas que paseaban por la plaza del Obradoiro. A media tarde el incendio forestal ya era visible a 30 kilómetros de distancia. El fuego asedió ayer por el norte a Santiago de Compostela, obligó a desalojar varias casas en la periferia de la ciudad, se llevó por delante postes de teléfono y puso en alerta a todos los servicios de emergencia urbanos. A las 17.40 fue declarado el Nivel 1 en este incendio de Santiago, en la zona próxima al río Sarela a su paso por el núcleo urbano. La misma jornada envuelta en humo se vivió en la ría de Vigo, donde la Guardia Civil cortó un tramo de autopista entre esa ciudad y Pontevedra.

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Por segundo día consecutivo, la plaga incendiaria asoló Galicia como resultado de una "actividad delictiva desaforada", en palabras del consejero de Medio Rural de la Xunta, Alfredo Suárez Canal. Tras un julio relativamente tranquilo, se confirmó que agosto puede echar por tierra el balance de la campaña veraniega contra el fuego en Galicia. Sólo el viernes se produjeron más de un centenar de incendios, ardieron casi 4.000 hectáreas de monte y las llamas llevaron la tragedia a Cerdedo (Pontevedra), donde una mujer de 75 años y su hija de 50 perecieron calcinadas tras ser alcanzadas por las llamas cuando circulaban en coche por la carretera nacional 541.

El de Cerdedo, que continuaba activo ayer, fue un incendio provocado, como lo demuestran las evidencias recogidas por los agentes forestales de la Xunta. Todo indica que también lo fue el que todavía amenazaba a la periferia rural de Santiago al cierre de esta edición. El extrarradio de la ciudad ya se había visto sobresaltado el viernes por un incendio que sospechosamente prendió en casi una decena de focos distintos. El de ayer, con cuatro focos, empezó en la ladera del monte Pedroso y se acercó todavía más al centro urbano.

Las llamas obligaron a desalojar varias casas, cortaron uno de los accesos a la ciudad y se llevaron por delante postes del tendido telefónico y un cobertizo. A media tarde, los equipos de extinción lograron atajar uno de los focos cuando el fuego llegó hasta las cunetas de la carretera comarcal que comunica con la localidad costera de Noia. Al otro lado de la calzada está el hospital Clínico Universitario, cuya silueta permanecía al atardecer envuelta en columnas de humo.

En los demás focos que amenazaban a Santiago el fuego seguía sin estar controlado, al igual que en otros 13 incendios que permanecían activos en toda Galicia.

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También el cielo de la Ría de Vigo estaba surcado por grandes columnas de humo provenientes de los montes de la península de O Morrazo, que obligaron a cortar un tramo de 10 kilómetros de la autopista A-9 entre Pontevedra y Vigo. Los fuegos se propagaron por los municipios de Cangas, Moaña y Vilaboa, forzaron el desalojo de decenas de vecinos, destruyeron postes eléctricos y telefónicos y hasta alcanzaron un campo de golf.

Las autoridades autonómicas están convencidas de que esta ola incendiaria es fruto de una estrategia premeditada para aprovechar que los días están siendo secos y ventosos. "Se busca hace el mayor daño posible", criticó Suárez Canal, quien señaló que la mayor parte de los 108 incendios del viernes fueron provocados. "Los servicios de extinción están trabajando a pleno rendimiento, pero no es sólo una cuestión de medios. Si ponemos más, en lugar de prender en siete focos a la vez, lo prenderían en 40", agregó el consejero. Hasta el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, hizo pública una declaración: "Cuidar las condiciones ambientales es un deber moral" y la transgresión de ese principio "no queda impune".

Una mujer intenta apagar los rescoldos del campo cercano a la granja de su propiedad, cerca de Ventalló (Girona).
Una mujer intenta apagar los rescoldos del campo cercano a la granja de su propiedad, cerca de Ventalló (Girona).EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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