_
_
_
_
_

Trias de Bes hilvana música y amor en 'Palabras bajo el mar'

Tenía ganas de escribir una novela así desde hace tiempo. "Ya con el libro anterior, con El vendedor de tiempo (Empresa Activa), pero no me atreví, ese libro fue una especie de conato, pero tenía mucho pudor y no me acabé de desnudar", explica Fernando Trias de Bes (Barcelona, 1967), escritor y profesor de ESADE.

En su nueva obra, Palabras bajo el mar (Alfaguara), se ha soltado del todo. Es su primera incursión en la novela de ficción, aunque no en la literatura. Trias de Bes ha escrito varios libros de relatos y es coautor, junto a Álex Rovira Celma del archivendido -y architraducido- La buena suerte (Empresa Activa). Pero no espera repetir éxito rotundo. "Ese ruido ya lo he tenido", apunta, y tras pensárselo unos instantes, apostilla: "Sería un gran error pensar en La Buena Suerte 2. A partir de ahora el éxito será una anécdota".

Ya sólo quiere hacer cosas que le llenen y dar respuesta con sus libros, bien sean de cuentos o novelas, a un caudal creativo que no deja de fluir. Palabras bajo el mar ha sido especial, señala, porque con ella ha aprendido a no juzgar los actos de sus personajes, a moldearlos y comprenderlos con sus imperfecciones (por graves que sean). "Lo que escribía hasta ahora contenía demasiada moralina, y en esta novela he logrado exponer sin juzgar", asegura el escritor. Escribir, y además, libre de prejuicios le ha resultado fascinante. "He vivido en otra casa, en un mundo fascinante, con esa sensación de que estás escribiendo y te deslizas sobre las letras", relata. En Palabras bajo el mar, no hay muchas palabras, al menos intercambiadas entre los personajes, y tampoco hay mar. Sólo un extenso campo de trigo. Y un árbol -la portada del libro es muy significativa-, cuyos frutos son las palabras. Esas que no se dicen. "Soy bastante de la paradoja", justifica.

Secretos de familia

Se ha deslizado sobre una herencia de éxitos, fracasos, frustraciones y secretos de familia. Todos ellos hilvanados con un pespunte de música clásica. "Soy un loco de la música clásica, en eso soy un poco retrógrado", sonríe.

Los preludios de Chopin suenan repetidamente en las páginas de la novela, a excepción del número 13, que es precisamente el origen de algunas de esas frustraciones heredadas de las que quería hablar Trias de Bes. Y es que la presencia tan dominante de la música en la novela no responde a la casualidad o a una elección técnica sino a otra frustración, esta vez la del propio autor. "Soy un músico frustrado. Compongo cosas para mí pero, la verdad, es que me expreso mejor con la literatura".

La música como nexo empieza y acaba en Palabras bajo el mar. Se prolongará en una trilogía en la que pretende tratar de tres tipos de amor. "Por si no te has dado cuenta", apunta, "el final tiene muchos puntos en común con una partitura, está configurado de la misma manera que la partitura de un director de orquesta". En el desenlace, seis historias se precipitan hacia el abismo de las últimas cinco páginas "al unísono".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_