Israel moviliza a miles de reservistas
Cientos de soldados de las fuerzas especiales combaten contra Hezbolá en el sur de Líbano
Los militares israelíes han llegado a la conclusión de que la ofensiva aérea no basta para asestar a Hezbolá un golpe mortal. Cientos de soldados combatían cuerpo a cuerpo ayer en la zona fronteriza en el interior de Líbano. Son insuficientes. El Ejército anunció nuevos llamamientos de miles de reservistas para que los soldados en servicio regular respalden el enorme despliegue. Tras un jueves relativamente apacible, los Katiusha llovieron de nuevo sobre Haifa y una decena de ciudades de Galilea. También la aviación israelí lanzó octavillas sobre el sur de Líbano. La advertencia es premonitoria: toda la población debe irse. La milicia chií no ha sido dañada en la medida en que aseguraban los jefes del Ejército israelí en los primeros días de bombardeos.
"Mientras los terroristas se escondan en túneles, no habrá solución", dice un oficial israelí
El general Ido Nechustan afirmó en Haifa que sus soldados han encontrado "numerosos túneles y búnkeres muy próximos a la línea que separa Israel de Líbano y gran cantidad de armas y de munición". Los ataques aéreos difícilmente pueden destrozar esos escondites de Hezbolá, que ha contado con seis años para prepararse concienzudamente. "Mientras los terroristas se escondan en profundos búnkeres, no habrá solución", dijo un oficial.
Después de que el jueves fuera relativamente tranquilo -40 cohetes cayeron sobre suelo israelí-, Haifa fue de nuevo ayer la diana de los Katiushas. Al menos una decena cayeron sobre la primera ciudad industrial de Israel. Uno de ellos en pleno centro hirió a una veintena de personas. Pero los impactos de cohetes afectaron a un montón de ciudades de Galilea.
Se impone el combate en tierra. Anoche luchaban en cuatro pueblos, casa a casa, los soldados israelíes y los milicianos de Hezbolá. Es un terreno complicado. Las aldeas del sur de Líbano se componen de un núcleo central y cientos de edificios desperdigados por las colinas próximas. En cualquier lugar se esconden los guerrilleros. De hecho, un comando de fuerzas especiales perdió dos hombres cuando fue sorprendido el miércoles en la aldea de Marun a Ras. Al día siguiente otro comando sufrió cuatro bajas mortales en el mismo pueblo. El aspecto psicológico es crucial. No hay apenas datos de los guerrilleros muertos. El mando israelí asegura que más de cien. Y la aparición en una entrevista del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, el jueves por la noche, fue otra bofetada al Ejército israelí.
Es cada vez más evidente que los laboriosos preparativos -largas columnas de blindados y miles de soldados a la espera de órdenes a metros de la frontera- no se hacen con vistas a la galería. "Debemos cambiar nuestra manera de pensar. Las vidas humanas son importantes, pero estamos en guerra. Sólo contaremos los muertos al final", aseguró el jefe del Comando Norte del Ejército, Udi Adam. De momento, 19 soldados han perecido desde el 12 de julio, fecha en la que milicianos de Hezbolá atacaron una base militar fronteriza, mataron a ocho uniformados y capturaron a dos.
Todo está listo para que la guerra adquiera dimensiones de envergadura. Incluso emisoras que respetan el shabat, y que no emiten durante la jornada festiva, van a mantener una emisión totalmente silenciosa. Así los creyentes podrán mantener encendida la radio sin quebrar el precepto religioso, y se dará información únicamente en caso de peligro de muerte. Sólo ha sucedido esto en momentos puntuales de la historia de Israel. La aviación lanzó miles de panfletos para que la población abandone el sur de Líbano. Muchos analistas piensan que derrotar a Hezbolá es imposible, porque no es un Ejército que pelea en un frente. Es una guerrilla que se nutre de la población chií, y esas personas pronto o tarde regresarán a su tierra.
Tres batallones de reservistas ya trabajan desde hace días. Ayer por la mañana se anunciaron llamamientos a otros batallones. Miles de uniformados que marcharán a Gaza para que los soldados en su servicio militar puedan reforzar el frente norte. Porque Israel no afloja la desigual guerra que libra contra Hamás en la franja mediterránea. Los soldados dispararon desde un tanque contra una casa y mataron a un militante islamista, su esposa y tres hijos en la ciudad de Gaza, elevando a 19 los muertos en dos días en Gaza. Otro médico palestino murió en Nablus (Cisjordania) cuando ayudaba a manifestantes que habían sido heridos después de que los uniformados repelieran el lanzamiento de piedras y cóctel molotov con un cañonazo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.