'Zulo' recrea como metáfora la infamia de la falta de libertad

Sacadme de aquí, esto no tiene sentido". Miguel (Jaume García Arija) es un hombre cualquiera que un día despierta dentro de un zulo. No hay motivos ni explicaciones que le ayuden a entender su nueva realidad, sólo la angustia, el miedo y la incertidumbre de sentir correr el tiempo de forma indefinida. Comida, velas y agua se convierten en los únicos instrumentos de supervivencia y contacto con el exterior. En el zulo, Miguel vivirá un proceso de lucha que le lleva lentamente a la degradación física y psicológica.

Zulo es el primer largometraje de Carlos Martín Ferrara (Huelva, 1974), un thriller psicológico producido con un bajo presupuesto pero que apuesta por la calidad. "Es una película dura, diferente; lo más importante es la metáfora del encierro.

Los secuestros ocurren desde Colombia hasta Girona, pero también la depresión es una especie de secuestro que uno mismo se impone".

Jaume García Arija es el único protagonista. Su interpretación llevó dos meses de preparación y un año de rodaje que le obligó a modificar su aspecto físico y "donde hubo oportunidad de improvisar y proponer". Para el actor, ganador del premio al mejor actor en el Festival de Cine de Oporto 2006, lo más fuerte que muestra la película es "la tortura de la no información: el no saber el porqué de las cosas."

El rodaje se realizó durante un año dentro de un zulo de 2,80 metros de diámetro por 6 metros de altura, buscando que la degradación física del personaje fuera lo más realista posible.

La fotografía logra concretar este objetivo: acercamientos constantes, movimientos de cámara lentos, tonalidades deslavadas y fuertes contrastes de luz.

Pau Vallvé es el autor de la pista sonora. Con letras en inglés y suaves melodías instrumentales, la música logra dar al espectador un descanso mental frente al incremento de la angustia e incertidumbre. También la ópera aparece sorpresivamente para acompañar a Miguel.

Zulo es una película que lleva a la reflexión sobre la libertad, la tortura y la supervivencia de "cualquier" ser humano encerrado en una realidad. "Tengo derecho a una explicación", grita Miguel desde el fondo del zulo, una premisa a la que se aferra antes de pensar en morir.