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El Museo Allende se abre en Chile con obras del mejor arte contemporáneo

Treinta y tres años después de su muerte en el palacio de la Moneda, uno de los sueños del presidente chileno Salvador Allende, que fue poner el arte moderno al alcance de los ciudadanos, se cumplió ayer con la inauguración de la nueva sede del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, que alberga una de las mejores colecciones del arte contemporáneo de América Latina y que fue abierto por la presidenta Michelle Bachelet.

Con 2.800 obras y 1.760 metros cuadrados, el nuevo museo, instalado en una señorial casa de Santiago de Chile que fue sede del aparato represivo de Augusto Pinochet, alberga obras, entre otros, de Calder, Stella, Genovés, Miró, Matta, Tàpies, Canogar, Chillida o Guayasamin. También se muestran algunos objetos de Allende que sobrevivieron al bombardeo y saqueo de los golpistas en 1973. Entre ellos, esculpidos como jornaleros, dos peones de su ajedrez favorito, su carnet de militante socialista y la banda presidencial.

Dentro del museo, en la instalación denominada Muro de las voces, se puede oír la metálica voz de Allende en algunos de sus discursos. "Están devolviendo poco a poco sus cosas. Acabamos de recuperar el escudo de Chile que tenía en su casa", dice la socióloga Patricia Espejo, directora de la Fundación Allende y que en 1973 era secretaria del presidente.

Paso a paso

La figura de Allende ha sido rescatada paso a paso. "No ha sido fácil dejar atrás 17 años en que fue demonizado por la dictadura", dice su hija, la diputada Isabel Allende. "Ahora, varias calles y avenidas lo recuerdan. La reapertura del museo es un paso muy importante para poner a Allende a la altura que merece entre los chilenos", dice su hija. La comparación es inevitable: "Mientras Allende está ganando la batalla, Pinochet está quedando cubierto de oprobio por sus crímenes y corrupción".

Fue un crítico español, José María Moreno Galván, quien ofreció a Allende un museo de la solidaridad hecho por artistas españoles. El pintor Juan Genovés ha contado que Moreno Galván pidió a sus colegas: "Compañeros, hay que colaborar con Chile". Cada uno de ellos legó una obra y así se logró juntar cerca de un millar. Fue en 1972, cuando se inauguró la muestra con estas obras y Allende la saludó como "un acontecimiento excepcional que inaugura un tipo de relación inédita entre los creadores y el público".

Con el golpe militar, las obras quedaron confinadas y algunas dispersas en oficinas estatales. Al calor de la solidaridad con los que luchaban contra Pinochet, en distintos países se crearon Museos de la Resistencia Salvador Allende y la colección siguió creciendo, con el compromiso de enviar las obras a Chile al recuperar la democracia.

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