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Mallorca fija la memoria de Robert Graves en la casa-museo del escritor en Deià

El halo de Robert Graves no se ha extinguido en Deià, Mallorca, lugar mediterráneo y agreste donde el escritor vivió medio siglo y casi instituyó como foco de atracción cultural y turística. La memoria y la huella del gran poeta británico, autor de Yo Claudio y La Diosa Blanca, han quedado fijadas ahora con la apertura de su casa, Ca N'Alluny, convertida en un museo sin agobios ni excesos expositivos.

Desde su muerte en 1985, en la frontera de los 90 años, la humilde tumba que Graves eligió en el elevado cementerio marino de Deià es un hito de peregrinación de lectores y mitómanos. La casa del escritor (con un topónimo que alude a un hogar alejado, en la carretera Deià-Sóller) rescata la decoración de la vida doméstica y los ámbitos de trabajo de una de las primeras figuras mediáticas de la cultura literaria moderna.

Graves llegó a Mallorca en 1929, tuvo que irse con el alzamiento de Franco de 1936 y retornó al final de la Segunda Guerra Mundial. Aquella casona de piedra, cuya hipoteca pudo abonar con los derechos generados por la exitosa novela histórica del emperador romano Claudio, exhibe exvotos personales, cartas, libros, fotos, recortes, curiosidades y fetiches del singular creador.

En el jardín de frutales y olivos, en el que ha resucitado el huerto de verduras, se ha levantado un mini salón de proyecciones y actos. Los actores Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones estuvieron en el estreno del centro temático y vieron el documental de Agustí Torres donde Graves se explica con voz de Pep Tosar. Uno de los cuatros hijos de su segundo matrimonio, William, ha reconstruido la crónica de la existencia de la familia. Al lado del museo habita la hija novelista y traductora, Lucía, y su hermano, el músico Tomàs, ha dejado a punto la histórica prensa Albion, que fue requisada en 1936, durante la guerra, y en la que Laura Riding -primera musa de Graves- lanzó a partir de 1929 la editorial Seizin Press.

Detalles

Al morir la segunda esposa de Graves, Beryl Pritchard, su domicilio fue adquirido a los herederos por 2,5 millones por la Consejería de Cultura de Baleares, que ha destinado 600.000 euros a la rehabilitación. El escenario temático muestra los detalles del poeta: la cesta de palmito, un sombrero, una bicicleta que aparece en un libro, su papelera repleta, las máquinas de escribir.

Él escribía a mano, tachaba con un pincel con tinta y revisaba los sucesivos manuscritos. "De todo lo que he hecho en mi vida, lo que más me gusta es caminar", escribió Graves. En una de las distintas pantallas de plasma se muestra un primer plano con su imagen de un hombre mayor cano que se enjabona a brochazos, mientras se oye su voz declamando en inglés.

En Palma se celebra además un congreso de especialistas y seguidores, entre ellos Alastair Reid, Alan Sillitoe y Ruth Fainlight.

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