Sexo: asignatura pendiente
La educación sexual es voluntaria y, si la hay, se limita a un taller para los alumnos de entre 14 y 16 años
El curso escolar acaba de terminar pero la educación sexual sigue siendo una carencia en el sistema educativo catalán. Su implantación no está universalizada, ya que "depende de la voluntad del equipo directivo de los centros educativos", como expone la sexóloga Carme Freixa. Son muchos los centros catalanes, tanto públicos como concertados, que acuden a la Generalitat y a los ayuntamientos, que ofertan gratuitamente cursos y talleres para profesores, alumnos, padres y madres. Pero en otros tantos, el silencio y el pudor siguen rodeando todo lo que suene a sexo.
En Barcelona, el consistorio oferta cursos de educación sexual desde 1987, que en la mayoría de las ocasiones incluyen la visita a un centro de planificación familiar. El programa "se oferta a todos los centros educativos que imparten ESO, aunque sólo el 20% opta por hacerlos", explica Elia Díez, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. La razón, explica Díez, es que "el Ayuntamiento no puede obligar a ningún centro a hacer este servicio, los que lo hacen es porque creen que es necesario".
Sólo el 20% de los centros de Barcelona imparte los cursos que ofrece el Ayuntamiento
La Generalitat distribuirá el próximo curso un manual de orientación sexual
Estudios y encuestas ponen de manifiesto que una parte de la población juvenil no tiene una conducta sexual saludable. Los números así lo avalan. Los abortos entre las menores de 15 años se han quintuplicado desde 1997, y "los embarazos entre las jóvenes suben continuamente", recuerda Ramon Prats, responsable del programa de salud maternoinfantil de la Generalitat. Prats atribuye parte de este incremento a la inmigración "porque los recién llegados provienen de otras culturas con patrones reproductivos diferentes".
Los sexólogos que trabajan en centros de planificación familiar perciben cierta relajación en el uso del preservativo entre los jóvenes. Matilde López, que trabaja en un centro de salud sexual y reproductiva en Terrassa (Vallès Occidental), expresa que las jóvenes que acuden a tomar la píldora del día siguiente "no esconden que no han utilizado condón, cuando antes explicaban que se les había roto". Prats recuerda que la dispensación de la píldora poscoital en la red sanitaria pública va acompañada de "información sobre los métodos anticonceptivos", insistiendo en la idea de que "la píldora no es un anticonceptivo, sino una solución de emergencia".
Pero, ¿qué es educación sexual? Los expertos sostienen que no basta con limitarse a una mera descripción de los genitales en clase de ciencias naturales, y luego informar sobre anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual como el sida. "La educación sexual va más allá de enseñar a los alumnos cómo se pone un preservativo", explica Pere Pont, del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja.
Tampoco basta con que acuda una vez al año un sexólogo al aula para atender las dudas de los estudiantes. Los especialistas son claros, y reivindican un cambio profundo: dar información, pero también reflexionar sobre la sexualidad y, principalmente, acerca de las emociones. "La sexualidad va mucho más allá del coito", recuerda Freixa.
"No se puede separar sexualidad y afecto, y mucho menos en la adolescencia", expone Cristina Ramírez, profesora de psicología de la sexualidad en la Universidad de Barcelona. "Educación sexual no es dar información sobre técnicas y mecánicas. Hay que incluir talleres que trabajen la construcción de la intimidad, la autoestima, y la expresión de los sentimientos", propone Ramírez. "No se trata de prohibir la sexualidad, sino de aprender a razonar" dando en todo momento "una visión en positivo de la sexualidad".
En consecuencia, hay que incluir en el aula un espacio para debatir "los valores que rodean la sexualidad, los papeles de cada sexo o la imagen frívola que transmiten los medios de comunicación y la publicidad", expone Freixa. "Sólo con el trabajo emocional se puede combatir la violencia sexista o la homofobia", expone Pont.
La Generalitat se ha puesto las pilas en la materia y en el próximo curso enviará, a todos los centros, un manual de "orientaciones" respecto a cómo abordar la sexualidad en los alumnos que cursan los dos últimos cursos de ESO, y que tienen entre 14 y 16 años.
El plan apuesta por incorporar la sexualidad de manera transversal en las diferentes asignaturas. Así las cosas, "en clase de naturales se explicará la fisiología, o en visual y plástica se planteará el impacto que tienen los estereotipos sobre los sexos en el cine, la televisión y la publicidad", explica Pepita Corominas, subdirectora de ordenación curricular del Departamento de Educación.
Otro propósito de la Generalitat es generalizar, en el próximo año, la presencia de un enfermero durante unas horas a la semana en todos los colegios e institutos. Un profesional que, como explica Corominas, se encargará de atender las consultas de familias, alumnos y profesores sobre educación sanitaria, en especial sobre "sexualidad sana y responsable, adiciones como el alcohol, el tabaco o las drogas y la prevención de trastornos alimentarios".
Pero esta iniciativa se queda corta, explican los sexólogos. Primero, la propuesta de la Generalitat son sólo orientaciones de cumplimiento voluntario para los centros. Otro déficit es que el plan únicamente se dirige a los alumnos de entre 14 y 16 años. "Los seres humanos somos sexuados. La sexualidad tiene que abordarse desde que los niños son muy pequeños", apunta Freixa. El mismo diagnóstico lo comparte Font: "Los niños de cinco años ya hacen preguntas sobre dónde vienen, la sexualidad no se puede esconder".
Pont también observa que "hace una década en los institutos había más militancia e implicación" en cuanto a educación sexual, y que ahora la temática "se ha relajado". Freixa atribuye esta relajación a la influencia que han tenido los gobiernos de Convergència i Unió (CiU) y el PP, que han optado por "esconder" la sexualidad en las aulas. Esta actitud obedece al tópico que atribuye el hecho de tener acceso a información sexual con promiscuidad y empezar antes las relaciones sexuales.
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