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La imparable Primavera de Cuba

En marzo de 2003, docenas de líderes del Proyecto Varela cubano y otros defensores de los derechos humanos fueron detenidos, sometidos a juicios sumarios, condenados a muchos años de prisión y confinados en las condiciones más inhumanas y crueles. Fueron tratados como peligrosos delincuentes comunes, y retenidos en celdas con ellos. De este modo, el régimen intentó contener el renacimiento de la Primavera de Cuba, iniciada por miles de cubanos que superaron una debilitadora cultura del miedo incluyendo su nombre, dirección y número de carné en el texto del Proyecto Varela, un documento que luego se presentó a la Asamblea Nacional para solicitar un referéndum sobre sus principios relativos a los derechos humanos. A pesar del tratamiento inhumano y de las detenciones ilegales, el régimen no pudo frenar el renacimiento de la Primavera de Cuba: muchos ciudadanos siguen apoyando el Proyecto Varela, incluso en medio de una represión que incluye amenazas de muerte y ataques físicos.

Más tarde, en 2003, anunciamos que habíamos confeccionado un documento básico de unas 50 páginas que serviría de guía para un Diálogo Nacional (un debate en el que todos los cubanos podían expresar libremente sus ideas, deseos y objetivos para el país). Al mismo tiempo, las fuerzas de seguridad del Estado nos persiguieron por todo el territorio. Además, individuos dentro y fuera de Cuba utilizaron todos los medios a su alcance para atacarnos y disuadirnos de que cristalizáramos ese diálogo. Una vez más, los cubanos perseveraron, y miles de ellos, en Cuba y en el exilio, participaron en el Diálogo Nacional.

A pesar de la represión, los cubanos que participaron en este diálogo democrático desarrollaron un programa para el cambio. Trabajamos para hacernos con el control de nuestro futuro. Los cubanos, de forma individual y en equipo, redactaron sus opiniones y contribuyeron a enriquecer este proceso. Participaron unos 12.000, y muchos más leyeron el documento básico. Creamos ocho comités que trabajaron conjuntamente para sintetizar las contribuciones de nuestros ciudadanos en ámbitos como la seguridad social, la sanidad, la economía, los derechos de la propiedad, la reconciliación, la amnistía y los cambios institucionales. De este modo, los cubanos manifestaron sus metas para mejorar Cuba y propusieron vías para alcanzar esos objetivos.

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El 10 de mayo de este año, presentamos públicamente el Programa Todos Cubanos. Es el fruto del Diálogo Nacional y contiene propuestas para varias iniciativas, entre ellas la modificación de la Constitución, una nueva ley electoral y de asociaciones, y un plan por el cambio (llamado Cuba Primero). La edición de ese documento la realizaron cubanos dentro del país. El Programa Todos Cubanos es más que un documento; es una manifestación de la voluntad de los cubanos de lograr cambios de forma pacífica y por nuestra cuenta, unos cambios que impliquen e incluyan a todos los ciudadanos. En este Diálogo Nacional, los cubanos hemos demostrado que sabemos adónde queremos ir y cómo llegar hasta allí. Queremos preservar el derecho a una atención sanitaria y una educación gratuitas, y ampliar nuestros derechos para incluir la libertad de la educación religiosa y de expresión. No queremos el cambio si llega a expensas de pagar un rescate a quienes ocupan el poder, permitiéndoles hacerse con el control de los recursos del país, definir sus valores, convertirse en millonarios y poner en peligro a su pueblo.

En Cuba no habrá linchamientos, ni venganzas, ni exclusiones. Los que ahora están en el poder tendrán los mismos derechos que todos los ciudadanos. No habrá privatizaciones no controladas, pero sí una garantía del derecho de todos los cubanos a una economía libre, a poseer una empresa privada y a comerciar libremente. Nadie será obligado a abandonar su casa; la ley prohibirá los desahucios. Todos los exiliados recuperarán sus derechos como ciudadanos cubanos. Este programa es y seguirá siendo una propuesta hasta que los cubanos lo aprueben en un referéndum; mientras tanto, está abierto al diálogo y a un mayor desarrollo.

La Primavera de Cuba ha renacido; la esperanza también. Mediante este diálogo sin fronteras, los propios cubanos han construido y siguen construyendo una senda a la democracia, a una sociedad libre que es más justa y humana. Lo que Cuba necesita es que muchas voces de todo el mundo exijan la libertad de los prisioneros políticos y apoyen esta vía para el país.

Oswaldo Payá, opositor cubano, es líder del ilegal Movimiento Cristiano de Liberación. © L. A. Times-Washington Post.

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