El encargado de derechos humanos de la ONU critica el cerco de Gaza
Doce palestinos han muerto por disparos israelíes en los últimos 11 días
El relator de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios ocupados, John Dugard, criticó ayer a EE UU, la UE, Rusia y las propias Naciones Unidas por ignorar el sinfín de violaciones que comete Israel, entre ellas, el uso de bombas sónicas, que causan graves daños a los niños y castigan a la población civil. "La conducta de Israel es moralmente indefendible, viola las normas más elementales del derecho humanitario", dijo.
La actividad militar israelí prosigue sin pausa. La artillería bombardeó todo el día de ayer la zona norte de Gaza, y cazabombarderos F-16, tras dos días sin estruendo, volvieron a romper la barrera del sonido provocando las bombas sónicas, una práctica que acarrea severos daños psicológicos a los niños y graves trastornos a las mujeres embarazadas.
El Ejército israelí ha disparado en los 10 últimos días miles de proyectiles sobre la franja de Gaza. Es dueño absoluto del espacio aéreo. En tierra, los milicianos palestinos se mueven con dificultad. El brazo armado de Hamás lanzó un cohete sobre la ciudad israelí de Ashkelon el martes. El Gobierno de Ehud Olmert fue contundente: "Las reglas de juego deben cambiar" para golpear a Hamás y a "las instituciones palestinas en Gaza y Cisjordania".
La aviación israelí lanzó un misil pasado el mediodía en la capital de la franja y calcinó a dos supuestos milicianos -en Jericó (Cisjordania) mataron a tiros a otro activista, y ya son 12 desde que fuera capturado, el 25 de junio, el cabo israelí Gilad Shalit-. Una escuela fue destrozada y la Universidad Islámica fue objetivo de los misiles por segunda vez. El Ministerio del Interior en Gaza, ya atacado la semana pasada, quedó destrozado durante la madrugada, al igual que las viviendas adyacentes, varios de cuyos vecinos fueron heridos. En la tarde de ayer, otro cohete de Hamás alcanzó Ashkelon.
"Se adoptarán medidas muy serias. Existe una amplia operación que continuará", dijo el ministro israelí Isaac Herzog. No hay respuesta de los dirigentes políticos palestinos, que se hallan en la clandestinidad en un territorio en estado calamitoso tras el bombardeo de la única central eléctrica y de decenas de carreteras. La guerra contra Hamás no tiene vuelta atrás. Lo saben los médicos que ayer, en un hospital de Beit Lahia, en el extremo norte de la franja, aseguraban: "Si comienzan a llegar entre 10 y 15 heridos al día tenemos sueros, antibióticos y anestesia para una semana". Están seguros de que no tardarán en atender a milicianos malheridos.
Pero los palestinos, que desdeñan las amenazas, no creen que haya cambio a peor en las reglas de juego, tal como advirtió el Gobierno israelí. Están convencidos de que la captura del soldado judío es un pretexto al que se acoge el Ejecutivo israelí para justificar sus operaciones militares. La mayoría aguarda una grave escalada militar; el asesinato de sus dirigentes e incluso la vuelta atrás que supondría la división de Gaza, con los militares israelíes impidiendo la circulación dentro de la franja. Nada nuevo.
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