Chaves centra en el control urbanístico su prioridad para la recta final de la legislatura

La intervención del presidente de la Junta en el debate de la comunidad no fue lo que en términos periodísticos se llama un bla, bla, bla. Manuel Chaves hizo girar su discurso y sus objetivos para los dos años que quedan de legislatura en el urbanismo y la ordenación del territorio; elevó su previsión de creación de empleo en medio millón hasta 2008; y lanzó una percha al PP para engancharlo en el consenso del Estatuto al proponer una enmienda que refuerce la mayoría cualificada necesaria para proceder a otra reforma. La oposición le acusó de basar la acción de Gobierno en la propaganda.

En la hora y media de su intervención -sin interrupción de aplausos-, Chaves no pronunció la palabra Marbella. Pero ese barrizal es lo que ha provocado que el desarrollo sostenible, la recuperación de la "función pública del urbanismo" y la protección de lo que queda del litoral se sitúe entre las prioridades del Gobierno.

Las reflexiones del presidente acerca del urbanismo fueron del tipo "eso es así, pero". Dos frases: "Los modelos urbanísticos de las aglomeraciones son el resultado de la planificación de otros momentos. El resultado es una evidente mejora del nivel de vida de los andaluces que ha comportado, sin embargo, una excesiva ocupación en determinadas zonas". La segunda: "No es riguroso afirmar que este crecimiento se deba a un desarrollismo sin control, salvo en casos muy señalados. No se trata de desconocer los problemas reales, pero debemos dimensionarlos adecuadamente".

Chaves propuso para recuperar la función pública del urbanismo el que "la comunidad participe de las plusvalías que se generen de la acción urbanística". Su fórmula, que se materializará en un decreto que tiene ya listo la Consejería de Obras Públicas, es que el dinero que los ayuntamientos logren de la firma de convenios con promotores privados "se destine, en su totalidad, a la mejora de la ciudad existente o a nuevas viviendas protegidas".

Para el litoral, prometió la protección de ríos, ramblas, arroyos, zonas inundables y tramos de la costa aún libres de cemento y ladrillo, para lo que considera "fundamental" la coordinación con el Gobierno de la nación para que "no haya más Algarrobicos", la playa de Cabo de Gata donde se alza un mamotreto de hotel y donde ambas administraciones han actuado cada una por su cuenta y, además, tarde.

La otra pata del discurso de Chaves fue el empleo. Pasado el ecuador de la legislatura, se han superado las previsiones del Gobierno andaluz para todo el mandato de llegar a los tres millones de ocupados y de crear 300.000 empleos. Chaves elevó sus cálculos y estimó que en 2008 se alcanzarán los 3.200.00 ocupados y se habrán creado medio millón de puestos de trabajo.

El presidente andaluz anunció medio centenar de medidas, la mayoría comprometidas en el programa electoral socialista, como las ayudas a los autónomos para cubrir su baja laboral o el llamado bono tecnológico para la modernización de las pymes. Pero también llamó la atención la nueva promesa del programa Turismo para todos que se aprobará en otoño. Se trata de que "colectivos de rentas modestas y medias" se beneficien de estancias turísticas en las épocas de baja temporada. Una especie de plan Inserso, pero "para todos".

Chaves dejó para el final sus ofertas sobre la reforma del Estatuto, cuya aprobación final depende ahora de las Cortes. Aunque no hay mucho margen de acuerdo en el ámbito andaluz, el socialista ofreció reforzar la mayoría cualificada necesaria para la reforma: pasaría de tres quintos (66 diputados) a dos tercios (72).