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Reportaje:La primera fiesta del verano

Perder la mano y la conciencia

Los quemados por los petardos y los jóvenes intoxicados por el alcohol copan las urgencias en la noche más corta del año

Los profesionales sanitarios, especialmente los médicos traumatólogos, ya saben que, si les toca guardia durante la verbena de Sant Joan, les espera una noche dura de trabajo. Y eso fue lo que ocurrió en el hospital de Bellvitge de L'Hospitalet de Llobregat, como explicaba en plena noche el jefe de servicio de urgencias del centro, el anestesista Carlos Martín Justos, que coordinó un equipo formado por una setentena de médicos y por otros profesionales, como enfermeros, administrativos, celadores y personal de limpieza.

La mayoría de los casos que se atendieron en Bellvitge durante la noche no estaban directamente relacionados con los petardos. Fueron 14 las personas que acudieron a urgencias a causa de un accidente provocado por material pirotécnico. De ellos, siete presentaban quemaduras leves, y cinco, lesiones en el globo ocular.

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También se atendieron casos de los llamados de "manos catastróficas", con graves destrozos tras el impacto de un petardo. El resultado: dedos amputados, quemaduras, heridas y traumatismos. Los pacientes con este diagnóstico fueron dos varones, uno de unos 20 años y otro de 50, que llegaron con la mano sangrando, casi destrozada. El paciente más joven fue trasladado al hospital Clínico de Barcelona y el otro ingresó en Bellvitge, donde fue operado de urgencias.

Aunque éstos no fueron los únicos momentos de infarto en Bellvitge. Durante toda la noche el goteo de pacientes y de ambulancias fue constante. Administrativos, médicos, enfermeros, celadores y el personal de las ambulancias no pararon, aunque en los momentos de más tranquilidad -dentro de la calma que puede existir en un servicio de urgencias- algunos profesionales aprovechaban el momento para salir a fumar o tomar un trozo de coca. Aunque no comían coca sólo los médicos. En el pasillo, un paciente amenizaba la espera acompañado por dos porciones de coca de brioche con piñones y azúcar.

Uno de los momentos más críticos de la noche se produjo a las once, cuando fue atendida una quinceañera de etnia gitana con un ataque de ansiedad. Y el segundo, el más duro, fue pasada la una, cuando ingresó cadáver un joven de 18 años que falleció en Cornellà de Llobregat. El joven se encontraba muy cerca de la vía y la fuerza del paso del tren a toda velocidad le hizo perder el equilibrio.

Los profesionales sanitarios explican que los fines de semana, a partir de la cuatro de la madrugada, en urgencias la palma se la llevan los jóvenes intoxicados por consumo de alcohol. En el hospital Parc Taulí de Sabadell, el primer joven intoxicado por alcohol llegó a las 3.30. "Aún es temprano, en las próximas horas los jóvenes bebidos irán llegando", pronosticaba Mónica Mañosa, especialista en medicina interna y jefa de servicio del hospital Parc Taulí de Sabadell.

Precisamente, en Sabadell se ubica un gran complejo de ocio nocturno, la Zona Hermética, un hecho que genera que en el Parc Taulí, durante los fines de semana, la llegada de jóvenes intoxicados por alcohol -y también drogas- sea algo frecuente. Mañosa explicaba que en Sabadell la noche fue tranquila, a diferencia de lo ocurrido en otras ocasiones. "Como cada noche, hemos atendido un buen número de abuelos", explicaba Mañosa.

De todos los pacientes atendidos durante la noche en el Parc Taulí, siete habían acudieron al hospital por problemas relacionados con los petardos: dos con quemaduras leves, cuatro con lesiones graves o dedos amputados, y uno con una lesión ocular. También se asistió a una decena de niños quemados por petardos.

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