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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Transferencias vigiladas

Tras desvelar el programa masivo de escuchas telefónicas y de correos electrónicos a millones de ciudadanos en Estados Unidos y el resto del mundo que la Administración de Bush puso en marcha tras el 11-S, The New York Times ha sacado de su secreto otro asalto a las libertades en nombre de la lucha contra el terrorismo. La CIA ha tenido acceso a decenas de miles de transacciones financieras, principal pero no únicamente las que usan el sistema común SWIFT, en el que participan 7.800 entidades en el mundo y por el que pasan seis billones de dólares al día. Como en el caso de los vuelos de la CIA para llevar y traer a detenidos ilegales, es necesario conocer qué sabían los Estados e instituciones que estaban informados de este programa.

Aunque la Administración americana se escude en los poderes extraordinarios que le fueron concedidos tras el ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono, podemos estar ante un nuevo caso de actuaciones ilegales, o al menos sospechosas. De este espionaje masivo estaban informados el Consejo de Administración de SWIFT -institución que asegura nunca participó de forma voluntaria en este programa, sino siempre tras citaciones judiciales válidas, pero cuya preocupación fue creciendo con el tiempo- y los bancos centrales supervisores del Grupo de los 10, incluidos el europeo, el alemán, el inglés, el francés, el holandés y el italiano, además del de Bélgica, donde se ubica la central. Se impone una investigación a fondo, al menos por parte del Parlamento Europeo.

La Administración de Bush se ha defendido apuntando que gracias a esta vigilancia se han conseguido algunos éxitos en la lucha contra el terrorismo, como la

detención de Hambalim, que se supone organizó el terrible atentado de Al Qaeda en Bali en 2002. La lucha contra este terrorismo transnacional requiere seguir las pistas de su financiación, aunque en el caso de los atentados de Madrid y Londres, realizados con muy poco dinero obtenido localmente, de poco hubieran servido. Pero el descubrimiento de este programa, sin garantías suficientes de control, ha suscitado repudio. Todos nos sentimos vigilados, y no sólo los sospechosos de colaborar en el terrorismo. Este tipo de información en manos de una CIA descontrolada puede llevar a todo tipo de abusos.

La Administración de Bush ha cargado contra The New York Times por sacar a la luz este programa que "protege a los americanos" y poner esta información en las manos de los terroristas. No debió hacerlo, porque ese periódico ha vuelto a prestar un servicio a su país y a la defensa de las libertades. Ahora es necesario saber más.

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