Las universidades vascas afinan sus estrategias para la oferta de másteres oficiales

La implantación de los másteres oficiales representa la principal transformación que va a vivir la universidad española el curso que viene. Estos títulos se convertirán en la punta de lanza del proceso de asimilación de las directrices que definen el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). A la espera de la concreción del paso de las licenciaturas y diplomaturas a estudios de grado, los equipos rectorales de las tres universidades vascas han intensificado el trabajo para captar estudiantes con una oferta académica integrada en el nuevo modelo que va a regir la educación superior.

"La elección de un máster depende de que ofrezca el conocimiento que busca el alumno"

Las universidades han puesto especial cuidado en esta transformación. De su éxito dependerá en buena medida la capacidad de atraer nuevos alumnos y la posibilidad de destacar en un entorno más abierto y más competitivo. En él, los títulos de postgrado se van a convertir en los referentes y signos distintivos de las instituciones. En líneas generales, las estrategias adoptadas en esta fase de transición hacia el nuevo modelo se han centrado en dos modelos: uno basado en la introducción progresiva y muy selectiva, y otro vinculado a una apuesta más amplia y generalizada.

En el caso de las universidades vascas, la UPV se ha decantado por la primera opción. El próximo curso, junto con los más de 60 doctorados oficiales, se impartirán 13 nuevos másteres agrupados en diez Programas Oficiales de Postgrado. Este sistema, tal y como destaca la vicerrectora de Estudios de Grado y Postgrado, Carmen González Murua, pretende ofrecer una estructura modular más flexible y acomodable a las necesidades y demandas de alumnos y sociedad, además de una mayor internacionalización a través de vínculos con universidades, empresas y centros de investigación de otros países.

La gran mayoría de estos másteres, orientados hacia la investigación, provienen de doctorados que se habían presentado, y habían logrado, las menciones de calidad que concede el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC). "En dos años hemos conseguido que 22 de nuestros doctorados consigan la mención, y diez de ellos ya son másteres. El resto se transformará en los tres próximos años", explica González Murua.

Estos nuevos títulos se estructuran a través del sistema de crédito europeo (ECTS). Un máster debe contar entre 60 y 120 créditos, lo que equivale a uno o dos cursos lectivos. A diferencia del crédito lectivo vigente hasta ahora, el ECTS mide el trabajo del alumno. Así, un crédito representa 25 horas de clases presenciales, de estudio, de elaboración de proyectos, de seminarios, de tutorías, etcétera.

Estas adaptaciones a las nuevas exigencias y el reconocimiento como másteres oficiales por parte del MEC son los principales rasgos de estas nuevas titulaciones. Pese a que ya se han convertido en un reclamo, Carmen González Murua no cree que los doctorados que aún no se han modificado se vayan a resentir. "La elección no depende tanto de la etiqueta de máster oficial como de que el programa ofrezca el conocimiento que busca el alumno", apunta. Además, rechaza la existencia de diferencias de calidad entre unos y otros. "El programa de Pedro Miguel Etxenike no se ha adaptado al nuevo modelo porque sus responsables han preferido esperar un año", ejemplifica.

Similar opinión expresa el director del Instituto de Postgrado y Formación Continua de la Universidad de Deusto, Miguel Ángel Escotet. No obstante, Escotet asegura que todas las universidades del país han presentado al ministerio en esta primera etapa las titulaciones más importantes y destacadas. En el caso de la institución deustense, la oficialización de sus postgrados ha sido una de las más importantes en número de la universidad española: 46 de sus 110 títulos, agrupados en nueve programas. "El crédito ECTS ya se aplica en nuestras licenciaturas y diplomaturas, lo que ha permitido que nos encontremos en mejor situación que otras instituciones para este cambio".

Sin embargo, la principal relevancia del cambio se encuentra, a juicio de Escotet, en el control externo que conlleva el nuevo modelo. "Lo que se debe buscar no es tanto oficializar títulos sino controlar la calidad, esto es, disponer de un sistema en el que un agente externo e independiente comprueba que se hace lo que se dice que se hace", señala.