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El futuro de Europa

Zapatero suaviza su oposición a la reforma del Tratado

España rechaza que las nuevas ampliaciones se sometan a referéndum

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ofreció ayer a la cumbre de los Veinticinco una versión menos rígida que la que ha venido sosteniendo sobre la oposición de España a que se reforme la Constitución europea ratificada por los españoles en referéndum, el 20 de febrero de 2005. "Lo que España defiende es el contenido del Tratado, no el continente. El contenido es objeto de un equilibrio muy delicado y debe ser preservado", explicó ayer el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Alberto Navarro, que concretó el contenido constitucional en estos cuatro puntos: "La Europa política, la Europa de los ciudadanos, la presidencia estable y el ministro de Exteriores".

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Todavía el miércoles, el mismo secretario de Estado sostenía en la Comisión Mixta Congreso-Senado que "España debe defender con firmeza el mantenimiento del tratado constitucional en su integridad". Aludía de este modo a la propuesta del nuevo primer ministro italiano, Romano Prodi, apoyada entre bambalinas por otros países, de que se empiece a aplicar la parte primera de la Constitución, relativa a los arreglos institucionales, e incluso la segunda, la Carta de Derechos Fundamentales, dejando en el limbo la tercera, la más conflictiva, que sienta las bases de las políticas comunes.

Navarro advirtió anteayer en las Cortes de que esta opción "puede conducirnos a un nuevo impasse". "Hay que decir alto y claro que esta fórmula es un sinsentido", afirmó también. Zapatero defendió ayer "una Europa constitucional", según anunció el secretario de Estado. Pero hizo un pequeño movimiento, anticipado en medios gubernamentales, hacia la posibilidad de "reformular" los intocables contenidos de la tercera parte, y ello no es poco cuando la vuelta a las negociaciones no se planteará hasta por lo menos dentro de un año. El presidente tenía previsto comentar hoy este asunto con Prodi, en una cita bilateral a la hora del desayuno.

Nuevas ampliaciones

Algo más cerca de Francia, que exige que la Constitución vuelva a arrancar desde cero, el jefe del Gobierno español se separó drásticamente de la propuesta del país vecino de que las futuras ampliaciones deban ser aprobadas en referéndum. Navarro precisó a la prensa que España impulsa y defiende el debate sobre la "capacidad de absorción" de nuevos países, pero no para dificultar las ampliaciones ni para someterlas al criterio de una ciudadanía que ha centrado su rechazo de la Constitución en el fantasma del fontanero polaco, sino para lograr que la Unión dedique más fondos a los nuevos socios.

El presidente dedicó, sin embargo, sus mejores esfuerzos dialécticos a la política de inmigración, que él mismo planteó como pionero en la cumbre informal de Hampton Court, el pasado octubre, y ayer introdujo en la cena de los Veinticinco.

El Consejo no produjo nuevas medidas en este asunto. Lo que hizo fue repasar y respaldar las distintas opciones operativas y diplomáticas adoptadas en sólo ocho meses, así como anunciar la celebración en Lisboa de una cumbre de líderes de la UE y África, probablemente durante la segunda mitad de 2007. El presidente de Austria, Wolfgang Schüssel, felicitó a Zapatero por el juego de la selección española, y el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, informó a la prensa de que ambos líderes "comparten la opinión de que España puede ganar el campeonato mundial de fútbol".

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