La autocomplacencia de la izquierda
Observo entristecido el fenómeno de la autocomplacencia de algunas personas que se escudan en su presunta pertenencia al club de la ideología izquierdista para sentirse poseídos por el don de la infalibilidad, de la razón e incluso de la ética.
Y con la asunción de que basta con ponerse el traje de izquierdas para cubrirse de razón y calificar a quien discrepe de derechista para desacreditarlo, se ahorra uno el tedioso y difícil trabajo de argumentar (curiosamente, sin necesidad de aclarar cuáles son las definiciones de derecha e izquierda).
Sirva como ejemplo la carta al director de José Vidal-Beneyto titulada Havel, Vargas Llosa y los fundamentalismos, que le sirve a su autor para descalificar a Vargas Llosa por su artículo, altamente recomendable, Una muchacha para los tigres, en el que su autor nos describe la persecución a la que los radicales islámicos someten a la diputada holandesa de origen somalí Hirsi Alí. (EL PAÍS 4-06-2006).
La argumentación es sencillamente inexistente, pero al autor le basta y le sobra con frases como la que insinúa que el artículo de Vargas Llosa "es consecuencia de su contaminación aznarista".
Mucho más peligrosa es la afirmación de que "habría que haber informado al lector de la ideología de la militante Hirsi Alí, situada en la extrema derecha del partido liberal holandés". Sin duda, así quedan justificadas las amenazas de la intransigencia islámica.
Además, somos informados del pecado imperdonable de que "la fundación que le ha ofrecido refugio en EE UU, el Enterprise Institute, es uno de los núcleos más agresivos de los neocons norteamericanos".
Y ésta es toda la línea argumental que necesita Vidal-Beneyto, y que se resume en que es suficiente con decir "yo soy de izquierdas y tú de derechas".
Pero más inquietante es la idea que subyace en el artículo de Vidal-Beneyto de que basta con ser calificado de derechas para que queden justificadas la persecución y la violencia, e incluso para ser despojado de los derechos civiles en un país como Holanda.
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