Al Fatah y Hamás buscan un acuerdo para impedir una guerra entre palestinos
Centenares de funcionarios asaltan el Parlamento para reclamar el pago de los salarios
Pese a la reanudación del llamado diálogo nacional entre las facciones palestinas -con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre el documento de los presos, que es la base del referéndum-, no desaparecieron de la calle los incidentes entre Hamás y Al Fatah. Presionados por Egipto, el presidente palestino, Mahmud Abbas, y el primer ministro islamista, Ismail Haniya, acordaron la retirada de Gaza de 3.000 milicianos de Hamás (miembros de una nueva fuerza de seguridad), que se integrarán en la Policía. "Esperamos que la calle palestina sienta pronto los resultados positivos de estos encuentros", afirmó Haniya ayer tras reunirse con Abbas por quinta vez en cinco días.
Antes de la positiva reunión, todo continuaba igual en los territorios palestinos. Mientras en la franja de Gaza hubo tiroteos -un activista del brazo armado de Hamás resultó muerto-, centenares de funcionarios de la Autoridad Palestina irrumpieron en la sede del Parlamento en Ramala para protestar por su situación económica: llevan cuatro meses sin sueldo. Los manifestantes causaron destrozos e insultaron a los diputados de Hamás. El presidente del Parlamento, Abdel Azzíz Duek, huyó protegido por sus guardaespaldas.
Desde que hace tres días milicianos de Al Fatah secuestraran por unas horas a un diputado islamista, Abbas ha ordenado que efectivos de la guardia presidencial, Fuerza 17, protejan a todos los representantes electos.
Los manifestantes abandonaron el Parlamento, al grito de "¡Estamos hambrientos!", acusando al Ejecutivo de ser el responsable del boicoteo internacional que deja sin fondos las arcas palestinas. El ministro de Exteriores, el islamista Mahmud Zahar, regresó ayer a Gaza con un valioso equipaje: siete maletas con 20 millones de dólares (15,9 millones de euros) recaudados en Siria, Malasia e Irán.
La diplomacia egipcia trabaja horas extra para evitar una guerra civil palestina que tendría consecuencias imprevisibles. Por ello, ha sugerido que se forme un nuevo Gobierno de tecnócratas presidido por Munir el Musir, un millonario de Nablús. Así se evitaría el boicoteo internacional y el presidente palestino tendría la potestad para negociar con Israel. Un eventual acuerdo de paz debería ser ratificado en una consulta popular. Como contrapartida, Abbas aceptaría anular el referéndum del 26 de julio sobre el documento de los presos.
El principal asesor de Haniya, Ahmed Yusef, dijo que si Israel se retira a las fronteras de 1967 y reconoce el derecho de retorno de los refugiados, "Hamás declararía una tregua de 50 o 60 años". "La reanudación de ataques suicidas en Israel no serviría los intereses de nuestro Ejecutivo", añadió.
Annan no cree al Ejército
Por otro lado, el secretario general de la ONU, Koffi Annan, puso ayer en duda las conclusiones de la investigación militar israelí, según la cual, la muerte de siete civiles palestinos en una playa de la franja de Gaza no fue motivada por el lanzamiento de un proyectil de artillería. Annan anunció el envío de un experto a Gaza y calificó de "versión extraña" el argumento israelí de que la explosión fue producto de un artefacto que estaba escondido en la playa y que, según medios castrenses, fue colocado por milicianos palestinos ante una posible incursión de las tropas.
"La existencia de un artefacto explosivo en medio de una playa es un hecho extraño", afirmó en una entrevista al diario árabe Al Hayat de Londres. Annan exigió a Israel "respetar la ley internacional y los principios humanitarios". A los palestinos, pidió el fin de los ataques con misiles Kassam contra las poblaciones israelíes. Saeb Erekat, asesor de Abbas, exigió una comisión internacional "que demuestre la verdad y acabe con la desinformación". Una petición aún no descartada totalmente por Israel.
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