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Reportaje:

Menos tiempo de baja

Un programa del hospital Clínico de Madrid logra disminuir un 40% la duración de las incapacidades temporales

Las enfermedades musculoesqueléticas son, tras los catarros, la segunda causa de incapacidad para el trabajo a corto plazo y la primera de invalidez permanente. Los expertos calculan que hasta un 20% de los días de baja laboral transitoria y más del 30% de las invalideces permanentes en España se deben a problemas de origen musculoesquelético.

Entre el 2,5% y el 3% de los trabajadores españoles sufre al menos un episodio de incapacidad temporal al año por enfermedades del aparato locomotor, lo que le supone al Estado un coste aproximado del 1,4% del PIB. El Instituto Nacional de la Seguridad Social aporta una cifra cercana a los 2.000 millones de euros anuales en pago de compensaciones, a lo que hay que añadir otra cantidad similar que aportan las empresas.

"Es preciso diseñar políticas y estrategias de gestión de las bajas laborales que permita mejorar su abordaje y disminuir los costes que genera al Estado. La formación de unidades específicas que se encarguen de todos sus aspectos, no sólo de los administrativos y laborales, como se hace habitualmente, permite reducir la duración de las bajas hasta un 40%", afirma Juan Ángel Jover, jefe del servicio de Reumatología del hospital Clínico San Carlos de Madrid y director de un estudio sobre esta cuestión publicado en septiembre de 2005 en la revista Annals of Internal Medicine.

Tras analizar la actividad de las unidades de Reumatología en seis áreas sanitarias de Madrid, el estudio concluye que atajar la incapacidad transitoria a tiempo evita su cronificación, puesto que las posibilidades de recuperación por parte del trabajador en baja disminuyen según se alarga el tiempo de inactividad. Según Jover, una persona que está más de seis meses de baja por un problema del aparato locomotor, "es difícil que pueda volver a rendir plenamente en su trabajo". Sin embargo, según explica, si se introducen cambios en el manejo de la incapacidad transitoria se puede aumentar la eficiencia. Éstos deben contemplar una gestión conjunta y la unificación en un solo proceso de funciones que ahora están por separado.

En 1998 se promovió desde el servicio de Reumatología del hospital Clínico San Carlos un proyecto de investigación cuyo objetivo era comparar dos alternativas asistenciales en pacientes en baja laboral por procesos musculoesqueléticos. El proyecto incluyó el seguimiento durante 12 meses de trabajadores que se encontraban de baja entre 1988 y 1999.

"Nuestro estudio", afirma su director, "compara dos grupos de pacientes en baja laboral por problemas del aparato locomotor de comienzo reciente, así como su evolución a invalidez permanente. En el primero, se siguieron los criterios habituales dentro del sistema sanitario actual, que incluye el acceso por los servicios de atención primaria y la eventual remisión del paciente a la asistencia especializada. En el otro grupo se siguió un programa específico asistencial en que los enfermos eran atendidos por un programa específico a cargo de un grupo de reumatólogos, a partir de criterios clínicos y según protocolos específicos para cada enfermedad, además de aspectos educativos que favorecían la vuelta temprana al trabajo, la promoción del automanejo en cuanto a movilización precoz, ejercicios específicos, actividad física, folletos divulgativos de información, y asimismo la gestión administrativa de las recetas y partes de baja".

El programa específico logró disminuir la duración de la baja en torno a un 40%, con un ahorro total de 105 días de media en comparación con el grupo de control. Otro dato relevante es que se logró disminuir a la mitad el número de enfermos cuya incapacidad laboral progresaba a una incapacidad permanente en el trabajo.

Para Jorge de las Heras, traumatólogo del hospital La Paz de Madrid, está comprobado que un programa de tipo personalizado, como el diseñado en este estudio, es mucho más satisfactorio y estimulante para el paciente en baja laboral, y ello le motiva a incorporarse al trabajo. "Uno de los grandes escollos son los tiempos muertos, propiciados porque la atención médica y la administrativa van cada una por su lado. Un ejemplo muy común en este tipo de patologías es que un problema que podría resolverse del todo en un mes, se prolongue hasta cuatro y más en espera de pruebas diagnósticas como la resonancia magnética. También es muy importante la perfecta sincronía que el programa facilita entre la asistencia primaria y la especializada", destaca De las Heras.

Pedro Torrijos, traumatólogo del hospital Puerta de Hierro de Madrid, destaca que un estudio de estas características posee un gran valor, tanto desde el punto de vista médico-asistencial como del ahorro de costes para la Seguridad Social y las empresas. "Los trastornos del aparato locomotor más frecuentes son las lumbalgias, los problemas de espalda y otros dolores articulares, que a veces son difícilmente objetivables. También son muy frecuentes las fracturas óseas, sobre todo de muñeca, tobillo y dedos de las manos y los pies. Y hay otro gran grupo, que son de resolución quirúrgica, como las secciones de tendones y otros accidentes, frecuentes en todo tipo de operarios que trabajan con maquinaria pesada y punzante".

El jefe de Reumatología del Clínico subraya además que "en este programa, el grado de satisfacción del paciente es mucho mayor, porque su equipo médico es el que gestiona todos los aspectos de su enfermedad". El estudio se ha desarrollado según un modelo clásico de evaluación económica de un programa sanitario. Su carácter prospectivo y aleatorizado, el tamaño de la muestra (13.077 pacientes: 7.805 en el grupo control y 5.272 en el de intervención) y la financiación pública hacen altamente fiables los resultados obtenidos.

Un trabajador frente al ordenador.
Un trabajador frente al ordenador.MARCEL·LÍ SÀENZ

Un importante ahorro

La evaluación económica del estudio promovido por el Clínico de Madrid ha demostrado que la mejoría de los resultados en las bajas laborales se lograba con menores costes directos, esto es, con alrededor de un 50% menos de recursos sanitarios.

Los costes indirectos, es decir, el pago de una compensación por incapacidad temporal, disminuyeron entre el 30% y el 56%, dependiendo del área sanitaria. Para su director, Juan Ángel Jover, sólo el ahorro obtenido en medicación y fisioterapia bastaría "para financiar el programa completo".

En términos de coste-beneficio, los resultados del estudio indican que es posible ahorrar 11 euros por cada euro invertido en un tipo de atención como la descrita en el programa, "lo que supone el 1.100% de beneficio", según Jover. Fue necesario invertir tan sólo seis euros para ahorrar un día de baja laboral. El beneficio neto se ha estimado en cinco millones de euros.

"Nuestros resultados", aclara, "indican que la discapacidad para el trabajo es un importante indicador de salud y de calidad de vida, y requiere un enfoque que va más allá de las mejoras generales en la asistencia y el control de las incapacidades. Creemos además que refuerza el papel del Sistema Nacional de Salud ante los ciudadanos y que abre una vía de comunicación y futura colaboración entre el propio sistema sanitario y otros interlocutores relevantes implicados en este ámbito".

El programa ha supuesto un ahorro de 87 millones de euros en pago por incapacidad transitoria y de 10 millones en concepto de costes asistenciales. Según los autores, su aplicación a toda una comunidad autónoma como la de Madrid permitiría un ahorro superior a los 50 millones de euros al año.

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