Ensayos imprescindibles para el éxito en el JET, reactor precursor del ITER
En la localidad británica de Culham, en lo que fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial un aeropuerto militar, funciona desde 1983 el Joint European Torus (JET), un proyecto europeo de investigación en fusión plasmado en una gran máquina, el mayor tokamak del mundo. Sin embargo, a pesar de su tamaño, el JET es mucho más pequeño de lo que será el ITER, su sucesor en el intento de obtener de forma rentable energía de la fusión nuclear. El volumen de plasma que puede albergar en el toro es 80 metros cúbicos. El ITER tendrá una capacidad 10 veces mayor.
En el JET se alcanzaron hitos en fusión nuclear, como un pulso de 1,7 megavatios de potencia en 1991 y otro de 16,2 megavatios en 1997. Ha probado el funcionamiento con combustible completo (deuterio y tritio) pero su diseño y tamaño son inadecuados para el siguiente paso, y de ahí la necesidad de construir el ITER. Sin embargo, la máquina resulta imprescindible para preparar el nuevo reactor experimental, según los expertos, por lo que la Unión Europea ha decidido que el JET seguirá funcionando hasta que empiece a hacerlo el ITER (no antes de 10 años) y que en él se ensayarán materiales y diseños imprescindibles para éste.
La máquina en la que se alcanzaron hitos de la fusión nuclear cobra nueva vida
"Los parámetros del plasma del JET son los más parecidos a los del ITER", aseguró Jerome Pamela, director del programa de soporte al ITER en una reciente visita al JET patrocinada por la Dirección General de Investigación de la CE. "Es el único tokamak que puede manejar el combustible que se utilizará en el ITER y ha desarrollado una capacidad de manipulación por control remoto única en el mundo", añadió. También se destaca el desarrollo de métodos de diagnóstico (medidas) del plasma.
En todos estos años de funcionamiento la máquina ha sido modificada continuamente, tanto en los materiales que recubren el interior del donut como en la configuración del plasma para permitir la salida de energía y combustible por la parte inferior. Pero todos coinciden en que el mayor capital del JET son los científicos e ingenieros que han dedicado décadas de su vida a esta instalación, que ha pasado por horas bajas y en la que trabajan todos los años más de 400 expertos, procedentes de 20 países europeos, EE UU, Japón, Rusia y China. En total, en el JET se han producido 66.500 pulsos (muy cortos), por un mecanismo similar al de una aurora boreal, explican los responsables de la sala de control, donde se siguen nada menos que 10.000 parámetros en cada ensayo.
El JET se está preparando ya para sus nuevos cometidos. Se está reconfigurando para que la forma del plasma cuando se realicen los ensayos sea lo más parecida posible a la que tendrá el ITER. Y se está preparando el interior del toro para recubrirlo con los mismos materiales previstos en su hermano mayor. Éstos serán los materiales en contacto directo con el plasma. En su mayor parte el recubrimiento será de berilio, con tungsteno y carbono en la parte inferior. La instalación y las pruebas de estos materiales están previstas para 2008.
Además de las modificaciones físicas que se realizarán, el JET será también la escuela para que se entrenen los equipos internacionales de los siete socios del ITER, con el objeto de que cuando el nuevo reactor empiece sus preparativos de funcionamiento estos equipos tengan ya experiencia.
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